CIUDAD DEL VATICANO, domingo 11 marzo 2012 (ZENIT.org).- Al mediodía de hoy, tercer domingo de Cuaresma, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.
En su introducción a la oración mariana, Benedicto XVI comentó el evangelio del día en el que Jesús expulsa del templo de Jerusalén a los vendedores de animales y a los cambistas.
"¿Como debemos interpretar este gesto de Jesús?", se preguntó el papa. "En primer lugar --dijo- hay que señalar que esto no provoca ninguna represión de los guardianes del orden público, porque fue visto como una típica acción profética".
"La expulsión de los mercaderes del templo fue también interpretada en sentido político revolucionario --añadió--, colocando a Jesús en la línea del movimiento de los zelotes".
"Estos eran, de hecho, “celosos” de la ley de Dios y dispuestos a usar la violencia para hacerla cumplir. En la época de Jesús esperaban a un mesías que liberase a Israel del dominio romano. Pero Jesús decepcionó esta espera, por lo que algunos discípulos lo abandonaron, y Judas Iscariote incluso lo traicionó".
En realidad, aseguró el papa "es imposible interpretar a Jesús como violento: la violencia es contraria al reino de Dios, y un instrumento del anticristo. La violencia nunca le sirve a la humanidad, es más, la deshumaniza".
El“signo” que Jesús dará como prueba de su autoridad, dijo el papa "será sólo el de su muerte y resurrección". "Con la pascua de Jesús se inicia un nuevo culto, el culto del amor, y un nuevo templo que es Él mismo, Cristo resucitado, por el cual cada creyente puede adorar a Dios Padre 'en espíritu y en verdad'”.
Para veer el texto completo de las palabras del papa, enlazar en:http://www.zenit.org/article-41683?l=spanish.
Después de sus palabras en italiano, el papa se dirigió en su idioma a cada uno de los grupos lingüísticos, haciendo un breve resumen de su palabras.
Los hablantes en castellano les dijo: "Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos de fieles provenientes de Murcia, Alicante y Sevilla. En este tercer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta a Jesús que sube a Jerusalén y, movido por el celo hacia las cosas de su Padre, expulsa a los mercaderes del Templo. Así mismo declara que él es el nuevo templo, morada definitiva de Dios entre los hombres. En Cristo, somos llamados a ofrecer un culto auténtico, vital, en Espíritu y Verdad, y a presentar nuestros cuerpos como templos del Dios vivo, sabiendo renunciar a las obras del mal. Encomendemos a la Santísima Virgen María estos propósitos".