CIUDAD DEL VATICANO, domingo 3 de abril de 2011 (ZENIT.org).- En el periodo fecundo cuaresmal, el Papa Benedicto XVI exhorta a reavivar el don recibido por el Bautismo, la luz de Jesucristo.

“La vida cristiana es una conformación continua a Cristo”, subrayó este domingo, asomándose a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para esta ocasión.

“¿Qué actitud asumimos frente a Jesús?”, se preguntó, refiriéndose al Evangelio del día, que relata la curación del ciego de nacimiento, el cual “reconoce el signo realizado por Jesús, y pasa de la luz de los ojos a la luz de la fe”.

“En oposición a la fe del ciego curado está el endurecimiento del corazón de los fariseos que no quieren aceptar el milagro, porque rechazan acoger a Jesús como el Mesías. La muchedumbre, en cambio, se detiene a discutir sobre lo sucedido y permanece distante e indiferente. Los mismos padres del ciego son vencidos por el miedo al juicio de los demás”, observó.

“También nosotros, a causa del pecado de Adán, hemos nacido 'ciegos', pero frente a la fuente bautismal hemos sido iluminados por la gracia de Cristo”, recordó el Obispo de Roma. 

“El pecado había herido a la humanidad destinándola a la oscuridad de la muerte, pero en Cristo resplandece la novedad de la vida y la meta a la que hemos sido llamados. En Él, revigorizados por el Espíritu Santo, recibimos la fuerza para vencer el mal y realizar el bien”.

“La vida cristiana es una conformación continua a Cristo, imagen del hombre nuevo, para llegar a la plena comunión con Dios”, subrayó.

Jesús, añadió, es “la luz del mundo", porque en Él resplandece el conocimiento de la gloria de Dios, que sigue revelando en la compleja trama de la historia cuál es el sentido de la existencia humana”.

“En el rito del Bautismo, la entrega de la vela, encendida en el gran cirio pascual símbolo de Cristo Resucitado, es un signo que ayuda a captar lo que sucede en el Sacramento”.

“Cuando nuestra vida se deja iluminar por el misterio de Cristo, experimenta la alegría de ser liberada de todo aquello que amenaza su realización plena”.

Por esto, en estos días de preparación de la Pascua, el Papa exhortó a reavivar en cada uno el don recibido en el Bautismo, “esa llama que a veces corre el riesgo de ser sofocada”.

“Alimentémosla con la oración y la caridad hacia el prójimo”, concluyó, confiando a María el camino cuaresmal, “para que todos puedan encontrar a Cristo, Salvador del mundo”.