Miles de fieles participaron en la procesión de la Inmaculada que en la noche del sábado, 6 de diciembre, tuvo lugar en las calles de Ankawa, un barrio de mayoría cristiana de la ciudad iraquí de Erbil, donde desde el pasado mes de agosto han sido acogidos los refugiados que huyeron de Mosul y de las aldeas cristianas de la llanura de Nínive ante el avance de los yihadistas del Estado Islámico (IS). 

El acto de devoción dedicado a la Virgen María, que se celebró en preparación de la fiesta de la Inmaculada Concepción, dio comienzo en el cementerio de San José con la recitación de himnos marianos seguido de un breve discurso por el patriarca caldeo Louis Raphael I. Luego la multitud de fieles comenzó a caminar hacia la estatua de la Inmaculada a la entrada de Ankawa.

Reunidos en torno a la imagen, en la noche iluminada por miles de velas encendidas, los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar en silencio el mensaje de vídeo que el papa Francisco envió con su bendición y sus palabras de consuelo a todos los cristianos iraquíes, según ha informado la agencia Fides.

En su mensaje, el Santo Padre también mencionó a Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones: "Pienso en Santa Teresa del Niño Jesús --recordó el Pontífice--, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña: cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que después se enderezarán!".

En la procesión estaban presentes el cardenal Philippe Barbarin, junto con una amplia delegación de voluntarios de la Iglesia de Lyon. El cardenal francés ha sido el encargado de llevar a Ankawa el mensaje de vídeo enviado por el papa Francisco al pueblo de Irak.

La Virgen del Cisne: Fiesta de fe y cariño en Ecuador

QUITO, 23 agosto (ZENIT.org).- En un intenso ambiente de piedad, miles de ecuatorianos acudieron desde el 1 de agosto al Santuario de la Virgen de El Cisne, como parte de su preparación para la masiva peregrinación de 70 kilómetros entre la parroquia de El Cisne y la Catedral de Loja, que tuvo lugar entre el 17 y 20 de este mes.