ROMA, lunes 19 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- El 16 de septiembre, día en que cumplió 104 años, la religiosa española cisterciense, sor Teresita, recibió una carta especial de parte de Benedicto XVI, en la que el Papa recordó su encuentro en la Nunciatura de Madrid el pasado 20 de agosto.

Era la segunda vez que la religiosa salía de la clausura después de haberlo hecho, obligada por las dramáticas circunstancias, durante la Guerra Civil española (1936-1939).

La religiosa, que entre todos los conventos del mundo tiene el récord de mayor permanencia en clausura, casi 85 años, poco antes del viaje del Papa a Madrid, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, había ya manifestado el deseo de encontrarse con el Santo Padre.

En pocas horas el Nuncio apostólico en España, el arzobispo Renzo Fratini, comunicó a la religiosa la total disponibilidad del Papa y así, el sábado 20 de agosto, sor Teresita se encontró delante de Benedicto XVI. Se trató, como escribieron las agencias, de una reunión conmovedora y de un sorpresa: la hermana que acompañaba a sor Teresita era conocida del Papa porque en el pasado había trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando el cardenal Joseph Ratzinger era Prefecto de la misma.

En la carta, firmada por monseñor Peter Brian Wells, asesor para los Asuntos de la Secretaria de Estado, se lee que el Papa, recordando el bellísimo encuentro, la “anima a seguir firme en el Corazón de Cristo para continuar siendo una ardiente lámpara de fe, esperanza y caridad y mostrar así al mundo que la vida en plenitud consiste en el cumplimiento de la voluntad de Dios con alegría”. Finalmente el Papa le manda a la religiosa, sus hermanas y a todos los benefactores del convento Madre de Dios su especial bendición.

La religiosa española cisterciense, nacida en Valeria en 1908, ha vivido casi toda su vida en el convento de Buenafuente del Sistal (a 100 km del nordeste de Madrid), en la provincia de Guadalajara, donde entró cuando tenía 19 años, el mismo día que nació Joseph Ratzinger, el 16 de abril de 1927.

Durante más de 20 años fue superiora de su comunidad religiosa y colaboró con otras nueves monjas de clausura en la composición de un libro llamado: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?”,  (LibrosLibres), para explicar la riqueza interior y la felicidad que implica la vida contemplativa.