Por el padre Manuel Cruz, cssr*

ALAJUELA, Lunes 21 mayo 2012 (ZENIT.org).- A principios del siglo XX, el mundo vivía con expectación el acontecimiento de Cova de Iria: las apariciones de Nuestra Señora la Virgen del Rosario de Fátima, cuya devoción llegó a tierras centroamericanas, entre los años de 1940 y 1950. ¿Serían las apariciones de Nuestra Señora, un preludio del alumbramiento de la congregación del Santísimo Redentor en América Central?.


Las apariciones de Nuestra Señora ocurrieron un 13 de mayo de 1917, y según cuenta la historia, fue el luminoso y mariano día del 13 de mayo de 1927, cuando los presbíteros Félix Ruiz de Samaniego y Pedro del Palacio --ambos españoles--, desembarcaron del vapor “Galicia”, en el vivo y ardiente Puerto Limón, Costa Rica. Venían bajo la sombra de la gran persecución de don Francisco Plutarco Elías Campuzano, mejor conocido como Plutarco Elías Calles. Pero impulsados por el ardor del Espíritu Santo para predicar en el istmo centroamericano la “redención copiosa”: anunciar con viva voz la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.


Las crónicas nos dicen que llegados a Puerto Limón, aquellos misioneros se encaminaron a la ciudad de Alajuela, en el Valle Central de la república costarricense. Allí, los misioneros fueron recibidos por el obispo de la ciudad, monseñor Antonio del Carmen Monestel, quien les ofreció una iglesita de pocas dimensiones, del siglo XIX. Esa iglesita, hoy en día, es un hermoso santuario dedicado al Santo Cristo de Esquipulas o de La Agonía, como se le conoce. Actualmente, es el segundo templo más importante de la ciudad de Alajuela y uno de los más visitados en el país; y es además, sede de la curia viceprovincial.


Los padres Samaniego y Del Palacio, como hijos genuinos de san Alfonso María de Ligorio, comenzaron la labor apostólica en Alajuela, con misas, confesiones, predicaciones y la administración de los sacramentos. En el cumplimiento de su deber, pasaron por muchas dificultades, que con la ayuda de Dios fueron superando con paciencia de santos.
El carisma de la congregación fue creciendo y desarrollándose poco a poco, como crece y se desarrolla una planta, que cumple con un ciclo vital constituido por varias etapas: la etapa germinativa de la semilla, echa sus primeras hojas, su tallo, raíces y ramificaciones; así, como una planta, fue creciendo y desarrollándose el carisma redentorista en América Central.


Como óleo santo, desde Alajuela, Costa Rica, fue derramándose el carisma de san Alfonso por los demás países del istmo. En 1928 en la república de Honduras se abre la primera fundación en la ciudad de Santa María de Comayagua (iglesia de San Francisco). En octubre de ese mismo año, llegaron los redentoristas a la abrasadora ciudad de San Miguel, república de El Salvador. Al año siguiente (1929), el 23 de julio, llegaron a la ciudad capital de San Salvador. Para ese año, ya está conformada la primera comunidad de misioneros redentoristas, perteneciendo jurídicamente a la Viceprovincia de Venezuela. Para el año de 1933, encontramos a las comunidades de Alajuela (Costa Rica), Tegucigalpa (Honduras) y San Salvador (El Salvador), adscritas a la ya restablecida Viceprovincia de México, junto a las de la Habana y Santiago de Cuba.


Los años 1950 y 1960, fueron de gran vigor impulsador en la expansión del carisma redentorista. La redención copiosa predicada por aquellos misioneros, fue tomando fuerza cada vez más por toda América Central. En los años de 1950, asistimos al nacimiento de la Viceprovincia de San Salvador. Era el 2 de febrero de 1955, cuando el padre general, Guillermo Gaudreau, creó la nueva Viceprovincia de San Salvador. La naciente Viceprovincia, comprendía para ese entonces, todos los países de América Central y “la perla del Caribe”, Cuba. El gobierno general de la Congregación, nombró como primer viceprovincial al presbítero Agapito Martínez (Manuel Cid Riesco).


Es en estos años que se abren nuevas comunidades en los países de Guatemala, Nicaragua y Panamá. En agosto de 1952, se establece la primera comunidad redentorista en la ciudad de Mazatenango, en la parroquia de San Bartolomé. Y entre 1958 a 1965, se establecen en la Ciudad de Guatemala. En febrero de 1955, se funda en la ciudad de Managua, Nicaragua, donde los redentoristas se hacen cargo de las parroquias del Santísimo Redentor y Santísima Trinidad. La república de Panamá, abrió sus puertas a los misioneros de san Alfonso en el año de 1964, en la antiquísima parroquia de Santa Librada en la ciudad de Las Tablas. Al año siguiente, encontramos a los redentoristas trabajando ardorosamente en Ciudad de Panamá, atendiendo las parroquias de La Asunción y San Gerardo María Mayela.

Actualmente, la Viceprovincia de San Salvador, se encamina a un paso muy importante: el paso a Provincia en la fecha que cuadra el calendario: 15 de julio de 2012, solemnidad del Santísimo Redentor, de acuerdo al decreto de erección y el Approbatur del gobierno general de nuestra Congregación.

Tras ochenta y cinco años de presencia en América Central, el estado o panorama de nuestra Unidad Viceprovincial es el siguiente: ocho comunidades canonicamente erigidas (desde las cuales se atienden once parroquias) y dos centros de formación (teniendo presencia en el noviciado bubregional “San Alfonso” en Colombia). Contamos con un equipo misionero itinerante (EMICAR) apoyado intensamente por los hermanos del equipo misionero laico redentorista (EMILAR). Se cuenta también, con presencia misionera en la Habana, Cuba.

Echando la mirada hacia atrás, contemplamos la “estela luminosa” que han dejado los redentoristas en América Central, esparciendo el carisma de san Alfonso María de Ligorio. Han sido 85 años de ardoroso apostolado, expresado en la predicación de misiones. Esta labor la dirige con mucho empeño nuestro EMICAR y EMILAR. Atendiendo parroquias, tanto en el área urbana como rural, y haciendo presencia en aquellos lugares donde están los más necesitados, impregnándolos del espíritu misionero heredado de nuestro santo fundador y de aquellos pioneros de la Viceprovincia.

Es por eso, que en este tiempo de transición, al acercarse la fecha memorable en que nuestra amada Viceprovincia de San Salvador, será elevada a Provincia, con el nombre de ´América Central´, damos infinitas gracias a Dios nuestro Padre, a Jesús Santísimo Redentor, y a nuestra Madre la Virgen del Perpetuo Socorro, por estos 85 años de redención copiosa, de presencia misionera en todos los países del istmo: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

Nuestras ´Prioridades Pastorales y Plan Pastoral´, nos recuerdan que somos en América Central, una gran comunidad misionera internacional. Que seguimos a Jesucristo Redentor anunciando el evangelio a los más pobres y abandonados. Y que cada miembro de la congregación en estas tierras, contribuye a la realización de la misión y del carisma congregacional, y que junto a nosotros, hay muchos laicos, mujeres, hombres, jóvenes y niños, que comparten nuestro ser redentorista.

Los redentoristas en América Central, hemos heredado la gran riqueza de nuestra madre la Congregación del Santísimo Redentor: ser un carisma específico en la iglesia santa, católica y apostólica, y que gracias al esfuerzo y trabajo de muchos cohermanos, contamos con un proyecto de evangelización que contemplan nuestras Constituciones y Estatutos. Somos en América Central, ´Herederos de una tradición´, y por ello estamos llamados a ´renovar nuestra misión´.

*Superior Viceprovincial de América Central de la Congregación del Santísimo Redentor