CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 17 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el resumen de las propuestas para el Sínodo de África que presentó el grupo de trabajo mixto "Inglés C" (anglófono), que fueron presentadas a la congregación general en la mañana del jueves, 15 de octubre por su relator, monseñor Obiora Francis Ike, Director del "Catholic Institute for Development, Justice and Peace" (CIDJAP), Enugu, Nigeria (Nigeria)


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Nuestra propuesta concierne a la realización de unas estructuras que refuercen la unidad episcopal en las comunidades eclesiales de todos los continentes, en solidaridad y corresponsabilidad recíprocas. La SECAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar) será reforzada y, si es necesario, también revisada y reformada para ser una estructura episcopal continental y pastoral eficiente, al servicio de las necesidades africanas, con países miembros, poniendo también a disposición recursos materiales, financieros y humanos.
A los obispos africanos les preocupa mucho la libertad de movimiento y los derechos de los emigrantes y de los trabajadores que sufren en todo el mundo unas políticas restrictivas, y que a menudo están obligados a vivir en unas condiciones inhumanas. En muchos países se está produciendo un recrudecimiento enorme del racismo y de la xenofobia, y son muchos los africanos que se convierten en víctimas de este tratamiento inhumano. Es necesario tratar a las personas con dignidad y respeto también en los países de destino. Por nuestra parte tenemos que intentar comprender por qué tantos jóvenes, a menudo profesionales, dejan sus países de origen.
También sería necesario crear unas comisiones en cada diócesis de África para promover la dignidad y el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.
Otro aspecto que hay que considerar en concreto es la falta de conocimiento de las enseñanzas de la Iglesia y de sus potencialidades en el campo de la educación y de la formación para mejorar la calidad de la vida. Por ello exhortamos a dar vida a una formación permanente, con programas de reconciliación, justicia y paz.
A pesar de las grandes potencialidades de los pueblos africanos, observamos que nuestros países sufren a causa de una pobreza extrema y del mal gobierno. Afrontar esta situación es para nosotros un reto. Por tanto, repitamos el principio de "Ecclesia in Africa" nº 104 que, con este objeto, exhorta claramente a una acción urgente de la Iglesia en África (nº 104).
También es de especial importancia la formación de los agentes pastorales que deben insistir en la difusión del concepto de dignidad del trabajo, en la movilidad de los ahorros, en la fiabilidad, en el uso de una planificación adecuada, y en la creación de unos bancos de microcrédito para sostener a los pequeños ahorradores, a los empresarios, y para financiar proyectos agrícolas, escuelas e infraestructuras que puedan garantizar a la Iglesia la autosuficiencia.
Por último, deseamos que el Sínodo exhorte a crear un Consejo Africano de Paz que intervenga y asista a la Iglesia local en la resolución de los conflictos y en la edificación de la paz en el continente.

[Traducción distribuida por la Secretaría del Sínodo de los Obispos]

Inculturación de la fe y religión tradicional en África

ROMA, jueves 15 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- “El miedo y la incertidumbre caracterizan la vida de fe en muchas poblaciones africanas”: así lo afirma la Relatio post disceptationem de la II Asamblea para África del Sínodo de los Obispos en su apartado sobre el “sector socio-religioso” que analiza las relaciones entre fe y vida de los creyentes.

Miedo e incertidumbre, se afirma, producen desconfianza, autodefensa, agresividad así como el recurso a prácticas de magia y ocultismo o a intentar un sincretismo entre cristianismo y religión tradicional.

El tema de la compleja relación entre inculturación de la fe y religión tradicional fue retomado en la rueda de prensa celebrada ayer al clausurarse la primera fase de los trabajos del Sínodo.

“Venimos de lejos, estamos lejos y estamos yendo lejos: esta es la situación de la Iglesia en África”, afirmó el cardenal Njue, arzobispo de Nairobi y presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia, respondiendo a algunas preguntas de los periodistas.

“Si queremos ser cristianos – prosiguió Njue – no podemos elegir los valores según los que caminar”. Inculturación de la fe significa “discernor qué valores de la tradición cultural africana son compatibles con el cristianismo”.

Respecto al matrimonio, “nosotros animamos a los esposos – afirmó el cardenal Théodore-Adrien Sarr, arzobispo de Dakar (Senegal) y vicepresidente del Simposio de Conferencias episcopales de África y Madagascar (SECAM) – a celebrar el matrimonio religioso, pero pedimos que se tengan en cuenta sus prácticas tradicionales, como la ceremonia en casa del padre de la novia, y verificamos que se hayan realizado antes de que vengan a la Iglesia”.

De la misma forma, “les pedimos que celebren el matrimonio civil con el compromiso de elegir, en el acto del matrimonio, la monogamia y no la poligamia. En Senegal, de hecho, donde el código civil admite ambas, si se elige una opción ya no se puede cambiar”.

Otro aspecto afrontado es el de la persistencia de las prácticas esotéricas.

“La relación con el misterio – afirmó monseñor Manuel Antonio Mendes dos Santos, obispo de Sao Tomé y Príncipe – forma parte de la cultura africana. El ateísmo, por ejemplo, en esta perspectiva, no es comprensible para un africano”.

Desde este sentido del misterio es necesario distinguir “el esoterismo, a menudo como un medio para dar respuestas a personas frágiles que tienen problemas materiales o psicológicos”. Si “se comprende la fragilidad existencial, es necesario oponerse a la pretensión de aprovecharse de ella”. Todo esto, concluyó monseñor Mendes dos Santos, nos interpela como creyentes: “¿De qué manera presentar a Cristo como hombre nuevo cuya fuerza no está determinada por la magia?”.

[Por Chiara Santomiero, traducción por Inma Álvarez]