Edward McNamara, LC
(ZENIT Noticias / Roma, 12.12.2024).- Respuesta del Padre Edward McNamara, Legionario de Cristo, profesor de liturgia y teología sacramental y director del Instituto Sacerdos de la Universidad Pontificia Regina Apostolorum.
P: Quisiera saber si la Liturgia de las Horas puede combinarse con la Misa. En el caso de que se combinen, ¿se sustituye el rito penitencial por el rezo de los salmos y el cántico? En otras palabras, ¿cuál es la fórmula de celebrar la misa combinada con el oficio? — E.M.I., Kachebere, Malawi
R: Las normas al respecto están contenidas en la Instrucción General del Oficio Divino, nn. 93-99:
«93. En casos particulares, si las circunstancias lo requieren, es posible vincular más estrechamente una Hora con la Misa cuando se celebra la Liturgia de las Horas en público o en común, según las normas siguientes, siempre que la Misa y la Hora pertenezcan a un mismo Oficio. Debe cuidarse, sin embargo, que esto no redunde en perjuicio del trabajo pastoral, especialmente los domingos.
«94. Cuando la Oración de la mañana, celebrada en coro o en común, precede inmediatamente a la Misa, toda la celebración puede comenzar o bien con el versículo introductorio y el himno de la Oración de la mañana, especialmente en los días laborables, o bien con el canto de entrada, la procesión y el saludo del celebrante (especialmente en los días festivos), omitiéndose así uno u otro de los ritos introductorios.
«La salmodia de la oración de la mañana sigue como de costumbre, hasta la lectura, pero excluyendo ésta. Después de la salmodia se omite el rito penitencial y se elige el Kyrie; luego se reza el Gloria a Dios en las alturas, si lo exigen las rúbricas, y el celebrante dice la oración inicial de la Misa. La liturgia de la palabra sigue como de costumbre.
«Las intercesiones generales se hacen en el lugar y forma acostumbrados en la Misa. Los días laborables, en la Misa de la mañana, las intercesiones de la oración de la mañana pueden sustituir a la forma cotidiana de las intercesiones de la Misa.
«Después de la comunión con su canto de comunión se canta el Cántico de Zacarías “Bendito sea el Señor” con su antífona, de la Oración de la mañana. Luego sigue la oración después de la comunión; el resto es como de costumbre.
«95. Si una de las Horas diurnas, celebrada en público a la hora apropiada del día, va seguida inmediatamente de la Misa, toda la celebración puede comenzar del mismo modo, bien con el versículo introductorio y el himno de la Hora, especialmente en los días laborables, bien con el canto de entrada, la procesión y el saludo del celebrante, especialmente en los días festivos, omitiéndose así uno u otro de los ritos introductorios.
«La salmodia de la Hora sigue como de costumbre, hasta la lectura, pero excluyéndola. Después de la salmodia se omite el rito penitencial y a elección el Kyrie; luego se dice el Gloria a Dios en las alturas, si lo exigen las rúbricas, y el celebrante dice la oración inicial de la Misa.
«96. La Oración Vespertina, celebrada inmediatamente antes de la Misa, se une a ella del mismo modo que la Oración Matutina. La Oración Vespertina de las solemnidades, domingos o fiestas del Señor que caen en domingo, no puede celebrarse hasta después de la Misa del día anterior o del sábado.
«97. Cuando a la Misa sigue una Hora diurna o una Oración vespertina, la Misa se celebra del modo acostumbrado hasta la oración después de la comunión, inclusive. Una vez rezada la oración después de la comunión, comienza la salmodia de la Hora sin introducción. En la Hora diurna, después de la salmodia se reza la oración (omitiendo la lectura), y la despedida tiene lugar como en la Misa. En la Hora Vespertina, después de la salmodia y omitiendo la lectura, sigue inmediatamente el Cántico de María con su antífona. Se omiten las intercesiones y el Padre Nuestro, se reza la oración final y se da la bendición al pueblo.
«98. Salvo la noche de Navidad, se excluye normalmente la combinación de la Misa con el Oficio de Lecturas, puesto que la Misa tiene ya su propio ciclo de lecturas, que debe mantenerse distinto de cualquier otro. Sin embargo, si excepcionalmente fuera necesario unirlos, inmediatamente después de la segunda lectura del Oficio, con su responsorial, se omite el resto, y la Misa comienza con el himno Gloria a Dios en las alturas, si ha de rezarse; de lo contrario, la Misa comienza con la oración inicial.
«99. Si el Oficio de lectura se reza inmediatamente antes de otra Hora del Oficio, se puede cantar el himno correspondiente a esa Hora al comienzo del Oficio de lectura. Al final del Oficio de Lecturas se omiten la oración y la conclusión, y en la Hora siguiente se omite el versículo introductorio con el Gloria al Padre».
Cuando un oficio (generalmente la Oración de la mañana o la Oración del día, más raramente la Oración de la tarde y las Lecturas, pero nunca la Oración de la noche) se une así a la Misa, el núm. 94 de las normas prevé que se omita el rito penitencial, así como el “Señor ten piedad”, si así se desea. La Misa continuará con el Gloria o la Colecta, según el caso.
Dado que el n. 93 establece específicamente que esta práctica es «en casos particulares», probablemente no estaría justificado hacerlo diariamente en un seminario o en una misa parroquial.
Puesto que la unión de la Misa y una hora del Oficio Divino sólo puede hacerse cuando el oficio y la Misa son el mismo, y el número de oficios votivos es bastante limitado; la unión diaria de oficio y Misa restringiría un poco el uso de las muchas oportunidades que ofrece el misal para celebrar Misas votivas y Misas para diversas necesidades y ocasiones.
Del mismo modo, la omisión diaria del rito penitencial privaría a los fieles y al celebrante de importantes gracias que suelen venir durante este momento de la Misa, así como de la experiencia del pleno uso de las diversas fórmulas para este rito que ofrece el Misal Romano.
En conclusión, sería mejor, tanto desde el punto de vista pastoral como en el contexto de la formación espiritual y litúrgica, separar habitualmente la Misa y el Oficio, utilizando ocasionalmente la opción de unirlos en ocasiones especiales, como la celebración de un santo o patrón local popular.
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