(ZENIT Noticias / Roma, 24.11.2024).- La Iglesia de Inglaterra se encuentra en un momento crucial, ya que comienza la búsqueda de un nuevo arzobispo de Canterbury tras la renuncia de Justin Welby el 12 de noviembre. Welby, conocido por su alianza ecuménica con el Papa Francisco y su defensa del anglicanismo global, renunció en medio de una controversia, después de que un informe independiente lo acusara de no abordar un caso de abuso sexual que se le presentó durante su mandato.
Una marea cambiante en el liderazgo
Entre los candidatos considerados para el cargo se encuentra Guli Francis-Dehqani, obispo de Chelmsford, cuyos antecedentes y perspectiva únicos podrían redefinir el futuro de la Comunión Anglicana. Nacida en Irán en 1966 y habiendo huido al Reino Unido cuando era adolescente, la candidatura de Francis-Dehqani simboliza el rostro cada vez más global del anglicanismo, una denominación que ahora cuenta con la mayoría de sus 98 millones de miembros en África y Asia.
Si Francis-Dehqani fuera elegida, marcaría un momento transformador en el liderazgo anglicano, una ruptura con la tradición que podría tener implicaciones para la relación de la Iglesia con el Vaticano y su cohesión interna.
Los candidatos y los desafíos
Junto a Francis-Dehqani en la lista de candidatos se encuentran Martyn Snow, obispo de Leicester, y Graham Usher, obispo de Norwich. Los tres tienen la tarea de abordar una Iglesia que lucha contra la disminución de la asistencia en las naciones occidentales, las divisiones internas sobre género y sexualidad y la necesidad de equilibrar sus raíces británicas con su creciente presencia en el Sur Global.
Durante el mandato de Welby se hicieron esfuerzos para superar estas divisiones, pero su renuncia en medio de un escándalo ha dejado a la Iglesia con el desafío de restaurar la confianza entre los fieles. Cabe destacar que las mujeres obispos anglicanas han sido claras en su llamado a una mayor rendición de cuentas, lo que refleja un impulso a la reforma en los niveles más altos de liderazgo.
El proceso de selección
La decisión recae en la Comisión de Nominaciones de la Corona (CNC), un organismo de 16 miembros responsable de proponer dos candidatos para el cargo. La decisión final recae en el Primer Ministro Keir Starmer y el Rey Carlos III. Si bien Starmer, un ateo declarado, podría teóricamente bloquear o sugerir alternativas, se espera que Carlos, conocido por su interés en el diálogo interreligioso y la libertad religiosa, desempeñe un papel más activo en la guía de la selección.
El proceso de la CNC es intrincado. Stephen Cottrell, el arzobispo de York y la segunda figura de mayor rango en la Iglesia de Inglaterra, trabajará con la comisión para recomendar a los candidatos finales. Tras la revisión del Primer Ministro, el candidato elegido será nombrado formalmente por el Rey e investido en la Catedral de Canterbury.
Implicaciones para el futuro
La elección del próximo arzobispo podría dar forma significativa a la dirección de la Iglesia. Francis-Dehqani representa un cambio potencial hacia la inclusión y el compromiso global, pero su liderazgo podría desafiar a los tradicionalistas y complicar los vínculos de la Iglesia con la Iglesia Católica.
Alternativamente, una elección más convencional, como Snow o Usher, podría priorizar la estabilidad, con el objetivo de reconciliar las divisiones dentro de la Comunión Anglicana mientras se mantiene un rumbo ecuménico firme.
Sin fecha fijada aún para el anuncio, la decisión se vislumbra muy importante para una Iglesia que busca enfrentar los desafíos modernos mientras preserva su legado histórico. En una era marcada por paisajes culturales y religiosos cambiantes, el nuevo arzobispo llevará la carga de trazar un rumbo hacia la unidad y la renovación.
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