Cardenal de Sarajevo: «El primer derecho es volver a casa»

Denuncia la incapacidad internacional en Bosnia

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SARAJEVO, 7 junio (ZENIT.org).- El cardenal Vinko Puljic, arzobispo de Sarajevo, denuncia sin pelos en la lengua la situación que vive su país, Bosnia, tras la guerra. Ha vivido todos los años de la guerra y no esconde las cuestiones todavía pendientes.

«El problema más grande que tenemos hoy –indica el cardenal Puljic– es el regreso de la gente a las casas de las que fue expulsada. Falta la voluntad política de las autoridades locales y luego está la incapacidad de los representantes internacionales para poner en marcha el retorno. Muchos no pueden volver porque sus casas han sido quemadas y destruidas completamente. Las ayudas para la reconstrucción de las casas son cada vez menores. Faltan las infraestructuras en los lugares donde deben retornar los prófugos como son el arreglo de las calles, la energía eléctrica, las líneas telefónicas, los acueductos, ambulatorios, escuelas, etc. Sobre todo no tienen puesto de trabajo. Las ayudas humanitarias son cada vez más exiguas y además la gente quiere mantenerse con su propio trabajo».

Libertad religiosa en peligro
¿Existe libertad de culto y expresión en Bosnia Herzegovina o hay discriminación? «Los católicos viven una realidad llena de dificultades, al igual que otras confesiones. Las mayores, para los católicos, están en la República Serbia, donde los derechos de las personas no son respetados: el
derecho a la restitución de la propiedad, el derecho al trabajo, a la atención médica o cualquier otra forma de equiparación con el resto de la población. Lo mismo vale para los territorios de la Federación en los que los católicos son minoría. Difícilmente logran hacer respetar sus propios derechos respecto al trabajo. En algunas zonas, la gente sufre provocaciones y amenazas sistemáticas y la policía no interviene. Los actos de terrorismo y las bombas se han acabado o en todo caso últimamente son raros».

Los católicos europeos han advertido dificultades en las relaciones con el Islam, tanto en Bosnia como en Kosovo. «No se puede comparar la situación de los católicos en Kosovo con la de Bosnia Herzegovina –subraya el cardenal Puljic–. En Kosovo, la mayor parte de los católicos pertenece al la misma etnia albanesa de los islámicos, con la excepción de una minoría croata, que en buena parte ha dejado Kosovo. Allí no hay tensiones especiales entre católicos y musulmanes porque todos son kosovares. Aquí en Bosnia las diferencias no son sólo religiosas sino también étnicas y culturales, y los políticos conocen bien al arte de manipular estas diferencias».

Este país, a los cinco años de acabada la guerra, aparece dividido, pobre, sin empresas. ¿Cual es el futuro para Bosnia Herzegovina? «Es necesario crear la voluntad política para construir un Estado de pueblos con iguales derechos, en el que no haya mayorías, sino pueblos «constitutivos» –responde el cardenal–. Hay que «cantonizar» Bosnia eliminando las dos entidades creadas por el acuerdo de Dayton que han dividido el país. Es necesario reducir el aparato administrativo porque somos demasiado pobres para poderlo mantener. La comunidad internacional debería usar una misma medida para todos y tratar de construir la paz con ella. Hay demasiados intereses políticos en juego en este país empobrecido. Esto no se dice en voz alta pero se transparenta en los hechos».

¿Qué programas tiene la Iglesia Católica en Bosnia? «Hemos abierto escuelas católicas multiétnicas –informa el cardenal Puljic–. Además de la escuela normal, en los cinco centros que tenemos, estamos abriendo también guarderías. Las esclavas del Niño Jesús han promovido un centro de
asistencia para niños abandonados. Tenemos en proyecto un hospital católico».

«Un programa importante para la Iglesia es el del regreso de los prófugos a sus casas –añade–. En este ámbito estamos tratando de organizar también un espacio litúrgico y alojamientos para los sacerdotes. Además Caritas tiene programas especiales que está aplicando en todo el territorio».

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ZENIT Staff

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