El científico toma así una clara posición en la disputa en la que se han implicado los grandes nombres de la física contemporánea. La pregunta es si el universo ha sido creado o se ha «autocreado». Un grupo de científicos, liderado por Paul Davies, al que se une Stephen Hawking, afirman que el universo «se podría haber formado espontáneamente». Contra esta tesis se han pronunciado otros científicos, incluso laicos, entre ellos Landsberg, el cual objeta que «la física no puede dar una explicación completa del universo».
Landsberg ha escrito un artículo en el que se opone la teoría de la autocreación que ha hecho historia. «No puedo estar de acuerdo –explica el profesor Landsberg– con Paul Davies cuando escribe: «No hay evidencia científica de un creador. Por el contrario hay expectativas muy fundadas de que el nacimiento del universo se pueda explicar sólo con las leyes de la física y en modo muy satisfactorio». No estoy de acuerdo. La ciencia sabe descender de la causa al efecto y remontarse del efecto a la causa. Pero no sabe investigar la «causa primera». Esta es una categoría del pensamiento, no existe en la ciencia. La cadena causa-efecto es larga y se va hacia atrás, en un cierto momento desaparece en una niebla de incertidumbre, en un crepúsculo de dudas».
Hay quien cree que la ciencia, después de tantos progresos, está en condiciones de darnos respuestas a los grandes interrogantes. «En principio –responde Landsberg– la ciencia no está en condiciones de responder a preguntas como ¿qué es la vida? ¿qué es la materia? ¿existe Dios? Los métodos científicos no se prestan para responder a estas preguntas. Las verdades finales no son para nosotros; sólo Dios las conoce».
Estamos en un momento en que los científicos hablan mucho de Dios. «La palabra «Dios» se oye actualmente con una frecuencia creciente. Sucede cuando el debate científico se centra en los principios fundamentales de la física Termodinámica, cosmología y mecánica cuántica son tres campos claramente abonados para esta discusión».
¿Y por qué justamente ahora, tras los muros de la ciencia, se habla tanto de Dios? «Porque la ciencia –indica Landsberg–, por sí sola, no puede ni demostrar la existencia de Dios, ni demostrar que Dios no existe. Pero tenemos necesidad de certezas más que nunca. Es una necesidad de nuestra misma vida personal. Hace falta partir de este contexto para comprender el impulso hacia la certeza, sentimiento clave en la ciencia».
Ahora bien, concluye Landsberg: «la ciencia no puede darnos certezas. La solución sólo puede venir de la fuerza que sostiene la fe de cada hombre».