Asimismo, el Santo Padre «espera fervientemente que la comunidad internacional responda con prontitud a las necesidades urgentes de los supervivientes».
En el terremoto han perdido la vida al menos cien personas. En Sumatra y en la isla de Bangkulu los daños son ingentes. El padre Fernando Abis, misionero desde hace muchos años en el país, explica: «La situación es grave y buena parte de la ciudad está dañada. Las comunicaciones con el exterior se han interrumpido, pues las carreteras han sufrido graves consecuencias, a veces hay agujeros de un metro. El 80 por ciento de los edificios de la isla que se encuentra frente a Bengkulu ha sido destruido. Hay muchos heridos. El Ejército y la Marina han enviado inmediatamente dos naves. No logramos contactar a los sacerdotes que se encontraban en el lugar, pues están por las calles tratando de ayudar a los necesitados».