ROMA, martes, 13 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Según monseñor Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, obispo de San Marcos, el huracán Stan y las posteriores inundaciones han provocado la muerte de 270 personas en su diócesis.
«Unas 100 personas siguen desaparecidas, y las que han sobrevivido a la catástrofe siguen traumatizadas. Unos 3.000 hogares han quedado totalmente destruidos y casi 5.000, seriamente dañados», señaló en un informe presentado este lunes a la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
El prelado constató también el problema de la falta de víveres y el peligro de epidemias. «Con los fondos que hemos recibido de organizaciones de ayuda y asociaciones benéficas como AIN, debemos reconstruir las casas y comprar alimentos para la población damnificada que, además, necesita asistencia psicológica y pastoral», dijo.
En relación con la situación general, el obispo explicó: «Algunas de las zonas más pobres del país se encuentran en la diócesis de San Marcos. Hay mucha emigración a México y a Estados Unidos. Otro problema radica en las parroquias que abarcan un territorio muy amplio y de difícil acceso. En mi diócesis, tan sólo 36 sacerdotes asisten a entre 650.000 y 700.000 creyentes, y muchos padecen una sobrecarga de trabajo».