Los sonoros aplausos divirtieron al mismo Papa. La mayoría de los presentes no sabía, sin embargo, que en realidad no se trataba de un gorro navideño, sino de un «camauro», una prenda de terciopelo rojo púrpura, ribeteado de armiño, que antes utilizaban los papas para defenderse del frío.
Una vez más, a causa de la gran cantidad de peregrinos afluidos, el Papa no celebró la audiencia en la más confortable Aula Pablo VI del Vaticano, sino al aire libre.
La forma del «camauro» se remonta al siglo XII. Con el paso del tiempo había sido olvidado hasta que lo recuperó el beato Juan XXIII, el Papa Bueno. Tras él volvió a quedar encerrado en un armario pontificio. Ante la sorpresa de todos, el Papa lo ha vuelto a rescatar, aunque se lo quitó al comenzar la audiencia.