BUENOS AIRES, lunes, 20 agosto 2007 (ZENIT.org).- La Fundación Raoul Wallenberg realizó un homenaje al cardenal Antonio Quarracino (1923- 1998) en la Capilla de la Virgen de Luján, en la catedral de Buenos Aires, donde se encuentra su sepulcro, junto al Mural conmemorativo del Holocausto.
Con este motivo, el obispo de Zárate-Campana, monseñor Óscar Domingo Sarlinga, envió un mensaje al presidente de la Fundación, el señor Baruj Tenembaum, en el que recuerda la historia de este símbolo.
El Mural, que contiene páginas sagradas judías, fue confeccionado en vidrio blindado y contenido por un marco de plata artísticamente cincelado por el maestro Pallarols.
En su misiva, monseñor Óscar Domingo Carlinga recuerda que en la inauguración de este mural «el cardenal Quarracino expresó que había recibido de una señora judía sobreviviente del Holocausto esas páginas y otras de la Santa Biblia (Antiguo Testamento), de valor intrínseco por su antigüedad, y de valor humano por las circunstancias del caso que excedían lo meramente anecdótico».
El obispo de Zárate recuerda en la carta –dirigida con motivo del acto, que tuvo lugar el 8 de agosto– las palabras pronunciadas por el cardenal argentino fallecido: «Es la Palabra de Dios».
Y monseñor Carlinga recuerda: «decidió, luego de consensuarlo con referentes de la comunidad judía local, emplazarlo dentro del recinto sagrado. Pienso que se trata de un caso único en el mundo».
Luego de su muerte, el mural se trasladó a la capilla de Nuestra Señora del Monte Carmelo, contigua a la entrada de la calle San Martín, donde reposan los restos del cardenal Quarracino.
En su inauguración participaron miembros de la Confraternidad Judeo-Cristiana, de la Casa Argentina en Israel, y representantes de diversas entidades del diálogo judeocristiano y líderes de la comunidad judía.
