RIMINI, miércoles, 22 agosto 2007 (ZENIT.org).- El aborto no es un derecho; no existe batalla por los derechos humanos que no parta del derecho a la vida, advierte Carlo Casini, presidente del Movimiento por la Vida (MPV) de Italia.
Su alerta se oyó en el mitin que organiza el movimiento Comunión y Liberación en Rimini (Italia), en la presentación de dos libros editados por «Società Editrice Fiorentina»: «Unioni di fatto, matrimonio e figli tra ideologia e realtà» («Uniones de hecho, matrimonio e hijos entre ideología y realidad») y también «Il testamento biologico. Quale autodeterminazione?» («El testamento biológico. ¿Qué autodeterminación?»).
Aludiendo a la opción abortista de Amnistía Internacional, el presidente del MpV afirmó: «Están de acuerdo contra la pena de muerte, están de acuerdo contra la guerra, pero cuando anualmente se suprimen –con la interrupción voluntaria del embarazo- 50 millones de seres humanos, pequeños e indefensos, los más pobres entre los pobres, privados de esa característica indispensable y amorosa que es la familia, no puedo más que oponerme».
El pasado 25 de marzo, en el marco de la Conferencia anual celebrada en Edimburgo, los cerca de 400 miembros británicos de Amnistía Internacional expresaron con un voto la decisión de empeñarse en la despenalización del aborto.
«Cuando pienso en los millones de niños que sufren a causa de la pobreza, no puedo aceptar que se les quite también un derecho fundamental como el de la vida», comentó Casini.
El presidente del MPV recordó que había estado presente en la fundación de la sección italiana de Amnistía Internacional en Florencia, apuntando que tuvo la impresión de que la conocida organización por los derechos humanos, en cuanto a temas de defensa de la vida, era huidiza, si no ausente.
Señalando la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, cuyo 60º aniversario se celebrará en 2008, Casini subrayó cómo su artículo 3º reconoce que «todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la propia persona».
Así, «el aborto no es un derecho, sino una violación grave del derecho a la vida», recalcó, añadiendo que por esta razón no puede existir defensa alguna de los derechos humanos sin la defensa de la vida.
Desde este punto de vista, el presidente del MPV invitó a los miembros de Amnistía Internacional a oponerse al sesgo abortista de esta asociación internacional y a renovar su propio compromiso en defensa de los derechos humanos apoyando todas aquellas asociaciones que hacen de la defensa de la vida naciente un derecho inalienable y no negociable.