HYDERABAD, domingo, 26 agosto 2007 (ZENIT.org).- «La Iglesia en Hyderabad condena con fuerza este ataque terrorista»; «estas bombas son un acto de cobardía»: así se ha pronunciado el arzobispo católico Marampudi Joji sobre los atentados que, en la tarde del sábado, sembraron muerte y destrucción en la capital del Estado indio de Andhra Pradesh.
«Es terrible que unos individuos puedan desencadenar tal oleada de terror en ciudadanos inocentes», denunció el prelado, según cita la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews.it».
Primero explotó un artefacto, hacia las 19.50 horas, en Gokul Chat Shop, un punto de comida rápida muy concurrido entonces. Otras dos detonaciones tuvieron lugar a 5 kilómetros, en un auditorio –el Lumini Park- donde, en presencia de medio millar de ciudadanos, se ofrecía un espectáculo láser. Por ahora, la cifra de muertos asciende a 44. Los heridos, al centenar.
En horas sucesivas se han encontrando muchos otros artefactos que no llegaron a activarse. La alternativa se habría traducido en cientos de víctimas. Las investigaciones están abiertas y ya han comenzado las detenciones de sospechosos.
En cuanto se produjo la tragedia, monseñor Joji pidió a todos los médicos y enfermeras cristianos, varios miles, que se emplearan a fondo para atender las necesidades de los afectados.
Asimismo instituciones caritativas –escuelas, casas de acogida, parroquias- permanecieron abiertas toda la noche para ofrecer hospitalidad, comida y seguridad a muchas familias que, aterrorizadas, no quisieron regresar a sus casas, apunta la agencia del PIME.
Ésta recogió declaraciones del arzobispo católico, quien expresó su «profunda solidaridad y dolor hacia las víctimas de estos ataques y sus familias».
El prelado ha pedido que en todas las Misas de este domingo se ore «para que Cristo consuele a las familias de cuantos han perecido en las explosiones».
«Tal vez la ayuda más importante es ofrecer un sentido de esperanza en estos tiempos de aparente desesperación», añadió.
Andhra Pradesh es el tercer Estado de la India, con una población superior a los 76 millones de habitantes –80% hindúes, 9% musulmanes, 4% cristianos-.
El pasado mayo sufrió un atentado contra la histórica mezquita de Mecca Masjid, también en Hyderabad; murieron al menos seis personas. Era día de oración y se habían reunido en el lugar unos ocho mil fieles. El ataque permanece sin aclarar.
La Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI) expresó su más firme condena por aquel crimen y, en nombre de los seis millones de cristianos del Estado, el arzobispo de Hyderabad hizo saber su más profunda condolencia a las familias de las víctimas y su solidaridad en la oración respecto a los heridos.