En 2006, Cáritas Española invirtió en el Programa de Mujer en todo el Estado un total de 6.837.603 euros, lo que lo convierte en una de los ámbitos de actividad de mayor relieve presupuestario en el conjunto de las actividades de la Confederación.
«El trabajo que Cáritas lleva a cabo con las mujeres en dificultad tiene siempre muy en cuenta la diversidad de sus situaciones personales y de sus contextos socioeconómicos y vitales», explica Cáritas en un comunicado enviado a Zenit.
«Son mujeres en situación grave de exclusión y de vulnerabilidad social, que han sido objeto de diversas formas de violencia –añade–: mujeres inmigrantes indocumentadas; con cargas familiares no compartidas; con escasos o nulos recursos económicos, baja autoestima, y carencia de redes familiares y sociales cercanas, sin vivienda o con hogares en estado muy precario, con niveles educativos deficiente; mujeres víctimas de violencia de género; mujeres prostituidas o procedentes del tráfico no sólo con fines sexuales también laborales; o mujeres con problemáticas especificas de excarcelación».
Como se recoge en la última Memoria anual de actividades de Cáritas, «podemos considerar que las mujeres con las que entramos en contacto están de alguna manera afectadas por la exclusión o en vías de caer en ella, que viven un serio desgarro en el ámbito vital, económico y social, por lo que precisan ayuda y tiempo para recuperarse como mujeres libres y autónomas».
Desde esta realidad de exclusión social que afecta a un buen número de mujeres en nuestro país, el trabajo que desarrolla Cáritas se basa, fundamentalmente, en aquellas acciones que tienen que ver con sus expectativas y sus necesidades, de acuerdo a las siguientes líneas de trabajo:
–La recuperación de la propia autoestima y de los elementos positivos que aporta la mujer a la sociedad y que se traduce en la lucha por la igualdad desde la diversidad.
–La formación y la recuperación personal de las mujeres.
–La inserción laboral, con especial atención a la empleabilidad y los procesos de recuperación personal, para lo que se fomenta la capacidad autoempresarial en tiendas solidarias o a través del asociacionismo.
–La mediación social para la salud, ya que muchas mujeres carecen de cobertura sanitaria o desconocen el mapa de servicios que pueden utilizar, como los servicios de salud mental o de violencia de género.
–El desarrollo de espacios de cobertura de las necesidades básicas en los casos de exclusión social más grave.
–La colaboración en la búsqueda de vivienda. Cáritas ofrece servicios de acogida de urgencia o temporal, ya sea en residencias, pisos tutelados o semitutelados, donde la mujer se prepara para realizar un trabajo.
«Junto a este importante trabajo en el plano estatal que se desarrolla a través del Programa de Mujer, Cáritas Española es también miembro activo del grupo de trabajo que desde hace dos años en el seno de Cáritas Europa para denunciar y combatir el creciente problema del tráfico de mujeres», informa la institución.
Asimismo, en sus estrategias internacionales de cooperación al desarrollo y de respuesta a las emergencias, Cáritas sitúa siempre a las mujeres, junto con los niños y los mayores, en el centro de sus prioridades humanitarias, consciente de su especial potencialidad y capacidad como motores del desarrollo de sus propias familias y comunidades.