La Iglesia en Cuba mira con esperanza al futuro

Una periodista presenta la realidad que visitó el cardenal Bertone

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MADRID, lunes, 14 abril 2008 (ZENIT.org).- El pasado mes de febrero el cardenal Tarcisio Bertone visitó Cuba para conmemorar el décimo aniversario del histórico viaje de Juan Pablo II a la isla. La presencia del secretario de Estado del Vaticano ha permitido descubrir una Iglesia paciente y esperanzada, empeñada en ganar nuevos espacios para la misión.

Es lo que pone de relieve la periodista Araceli Cantero en un reportaje de ocho páginas publicado en la revista «Vida Nueva» titulado «El valor de la paciencia».

La situación que vive hoy la Iglesia cubana viene de lejos y son muchos los que han participado en ella. La periodista ha seguido a la comunidad eclesial cubana en toda su andadura en estos últimos lustros y hace recuento de su itinerario.

En la última década, la Iglesia ha cambiado en su población y en sus líderes. La jerarquía cubana se ha renovado con el fallecimiento o la jubilación por edad de los últimos obispos históricos. En consecuencia, ha habido cambio de obispo en ocho diócesis, y han sido ordenados seis obispos nuevos.

Estadísticas recientes de la Nunciatura Apostólica en Cuba señalan que en octubre de 2006 había 206 sacerdotes diocesanos y 61 diáconos permanentes. Hay 778 religiosos y religiosas de 88 congregaciones, de las que 65 son femeninas y 23 masculinas. De las 600 religiosas, 205 son cubanas y 395 extranjeras. De los 178 religiosos, 59 son cubanos y 119 extranjeros.

Espiritualidad cristiana, identidad laical y misión evangelizadora son los retos prioritarios del Plan Global de Pastoral lanzado en 2006, trabajados a través de líneas de acción específicas: formación integral, comunidades vivas y dinámicas y promoción humana.

Una encuesta nacional realizada antes de lanzar el Plan Global señalaba que, de una población de 12 millones, la asistencia a la misa dominical era de un 1%, y el 67% de los participantes en la Iglesia llevaba menos de 15 años en ella, debido al continuo goteo –en aumento– de la emigración al exterior.

«No llegaron a trascender los detalles del encuentro del Secretario de Estado del Vaticano con el presidente Raúl Castro, pero los obispos se mostraron contentos», afirma Araceli Cantero.

El cardenal Bertone antes de salir de Cuba se mostró agradecido con el presidente, que «tan gentilmente ha querido escuchar al enviado del Santo Padre Benedicto XVI» y que le había expresado «el compromiso de la Santa Sede de promover el acercamiento del mundo a Cuba y compartir convergencias sobre temas internacionales».

En este sentido, los analistas políticos, dice Cantero, «aseguran que la inminente visita de Benedicto XVI a los Estados Unidos del 15 al 20 de abril es una ocasión propicia para que el Papa converse con el presidente Bush sobre Cuba».

En los últimos años, la Iglesia ha ido abriendo espacios de acción con sucesivos planes pastorales y proyectos concretos. En la pastoral social, Cáritas fue permitida en 1991, y ya está estructurada en todas las diócesis con sede propia y cientos de voluntarios, en parroquias y casas de misión. Un total de más de 600 lugares.

La Iglesia ha desarrollado también una Pastoral de Prisiones con visitadores y una Pastoral de la Salud, contando con médicos y enfermeros en los hospitales.

Han surgido programas y centros formativos que impulsan la formación de los laicos y ofrecen diplomas avalados por universidades católicas fuera de Cuba. Una comisión nacional organiza talleres de animación de pequeñas comunidades en zonas rurales y en los barrios urbanos. Existen aulas que promueven encuentros con el mundo de la cultura y de las artes y convocan concursos y exposiciones de arte religioso. Han surgido también bibliotecas parroquiales y diocesanas, algunas con más de 16.000 títulos, abiertas a toda la población.   

La Iglesia fue ampliando sus espacios de acción, pero el mundo no sabía de este crecimiento, ni del despliegue evangelizador que precedió a la visita papal, ni de la vuelta a la fe de muchos. Para que el pueblo conociera quién era el Papa se organizaron 100 días de misión por casas y barrios, y la imagen de la Virgen de la Caridad peregrinó por las diócesis convocando a multitudes. El entusiasmo y vitalidad que se proyectó ante el mundo eran el fruto de un largo proceso.

Pero llegó un nuevo repliegue. Los obispos en septiembre de 2003, cinco años después de la visita de Juan Pablo II, decían: «Hemos visto cómo, casi inmediatamente después de la misma, comenzó en el país un aparente proceso de revisión».

Los obispos volvieron a reclamar espacio para la Iglesia y denunciaron que la libertad religiosa «sigue siendo restringida al ámbito de lo cultual», al tiempo que pidieron «que se facilite la participación social de los cristianos en la vida sindical, profesional y política».

La pasada Navidad de 2007, los obispos, en un mensaje que recordaba la visita de Juan Pablo II, volvían a reconocer las dificultades que padece el pueblo.

Dos meses después, para las elecciones del 25 de febrero, en una nota hecha pública en la prensa oficial, los obispos expresaron sus «votos de confianza» al nuevo Gobierno, ofreciendo su oración para que «tengan luz de lo Alto para que puedan comenzar a satisfacer desde ahora las ansias e inquietudes expresadas por los cubanos».

Desde entonces, cada día aparecen en la prensa noticias sobre las restricciones que está eliminando el nuevo Gobierno.

En Cuba todo avanza poco a poco, dice monseñor Emilio Aranguren, obispo de Holguín. Piensa que lo que está sucediendo en el país se debe inscribir en «lo que los católicos cubanos identificamos como la espiritualidad cubana del hoy: el valor de lo poco, el valor de lo pequeño, el valor de lo anónimo y el valor de lo gradual».

El reportaje concluye con el reconocimiento de monseñor Aranguren de que no son resultados llamativos, pero sí se ve que hay un avance, un crecimiento paulatino de lo que es propiamente la vida de la Iglesia, al menos en comparación a 10 años atrás. Está convencido de que la Iglesia «ofrece el servicio de la esperanza para afrontar limitaciones, dificultades, incomprensiones. Uno tiene la capacidad para afrontarlo desde la fe y desde esa esperanza cierta de que el fruto se logra con esa dosis de paciencia, que como dijo Teresa, todo lo alcanza». Para el obispo de Holguín, «esto es particularmente verdad en Cuba.»

Para leer el reportaje completo: http://www.vidanueva.es/home/izquierda/la-iglesia-en-cuba-mira-con-esperanza-al-futuro/

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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