WASHINGTON, miércoles, 16 abril 2008 (ZENIT.org).- La acogida de los inmigrantes latinoamericanos, la defensa de la familia y la vida, y la paz en Oriente Medio fueron algunos de los temas centrales de la conversación cara a cara que mantuvieron este miércoles en la Casa Blanca Benedicto XVI y el presidente George Bush.
Así lo ha confirmado un comunicado conjunto emitido por la Santa Sede y por el gobierno estadounidense, tras el encuentro con el que los Estados Unidos como nación felicitaron en el día de su cumpleaños al Papa por sus 81 años.
El Santo Padre y el presidente, afirma la nota, analizaron «la situación en América Latina, haciendo referencia, entre otras cuestiones a los inmigrantes, y a la necesidad de una política coordinada sobre inmigración que tenga en cuenta especialmente su trato humano y el bienestar de sus familias».
El comunicado revela que los dos representantes «dedicaron un tiempo considerable de sus discusión a Oriente Medio, en particular, a la solución del conflicto israelo-palestino en línea con la visión de dos estados que vivan uno junto a otro en paz y seguridad, su mutuo apoyo a la soberanía e independencia del Líbano, y su preocupación común por la situación en Irak y, en particular, por la precaria situación de las comunidades cristianas allí y en el resto de la región».
«El Santo Padre y el Presidente expresaron su esperanza por el final de la violencia y por una rápida y global solución de las crisis que afligen a la religión», explica la nota.
Los temas discutidos por el Benedicto XVI y Bush se concentraron en intereses comunes, «incluyendo consideraciones morales y religiosas en las que ambas partes están comprometidas».
En particular, la nota menciona «el respeto de la dignidad de la persona humana; la defensa y la promoción de la vida, del matrimonio y de la familia; la educación de las generaciones futuras; los derechos humanos y la libertad religiosa; el desarrollo sostenible y la lucha contra la pobreza y las pandemias, especialmente en África».
«En relación con este último argumento, el Santo Padre mostró su satisfacción por las importantes contribuciones financieras de los Estados Unidos a esa área».
«Ambos reafirmaron su rechazo total del terrorismo, así como de la manipulación de la religión para justificar actos inmorales y violentos contra inocentes. Posteriormente abordaron la necesidad de afrontar el terrorismo con los medios adecuados que respeten a las personas humanas así como sus derechos».
El Papa trajo de Roma un regalo para el presidente: un mosaico en el que se representa la Plaza de San Pedro del Vaticano, ambientada en el siglo XIX, de 60×35 centímetros, realizado por artistas del Estudio del Mosaico Vaticano en el año 2007.