Juristas católicos piden afrontar los graves problemas de las cárceles

Asamblea de América Latina y Caribe

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QUITO, jueves, 17 abril 2008 (ZENIT.org).- En Quito, Ecuador del 10 al 13 de abril de 2008, se realizó la tercera asamblea de los Juristas Católicos de América Latina y Caribe (Jucalayc), con el tema «Identidad y misión del Jurista Católico», informa Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Se invitó como expositor al padre Salvador Valadez Fuentes, director del Instituto Teológico-Pastoral para América Latina (ITEPAL), para el tema de la «Fundamentación bíblico doctrinal del jurista católico», y para el discipulado y la misión del mismo en nuestro tiempo. Temas que fueron abordados el día 11 de abril, concluyendo en la formulación del Credo y de las Bienaventuranzas del Jurista en este tiempo.

El segundo día fueron presentados los estatutos que rigen Jucalayc, y una consecuente reflexión sobre los mismos, como forma de motivación a organizarse en cada país.

Asimismo se hizo una presentación de cada uno de los representantes de los países representados: Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Puerto Rico, México, Haití, Santo Domingo, con un total de 52 participantes.

Además se contó con la participación de la hermana Izabel Arantes, responsable de la coordinación de la sección movilidad humana del departamento de Justicia y Solidaridad, para plantear la importancia de abordar el tema de la migración y su problemática en el ámbito de las leyes.

Una vez que fueron expuestos los problemas más candentes de cada país se trabajó en la selección de temas a abordar los próximos años a nivel latinoamericano y caribeño.

Según explican los organizadores, «el encuentro se realizó en un ambiente de fraternidad, compromiso y enorme preocupación por atender a los hermanos privados de libertad, en quienes se descubre el rostro sufriente de Cristo que esperan por la solidaridad de los creyentes siguiendo el mandato de Aparecida que pide se brinde una atención especial a los encarcelados, entre tantos otros que expresan rostros concretos del sufrimiento en el mundo urbano, y que exigen el compromiso decidido de parte de los creyentes (517j). Asimismo la urgente atención de las autoridades gubernamentales para solucionar los graves problemas que se viven al interior de las cárceles».

Estuvo presente en el encuentro monseñor Luís Artemio Flores Calzada, responsable de la Sección de Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad. Alentó en la misa de inauguración y de clausura a seguir adelante en el servicio a la Luz del Evangelio y de Aparecida en este tiempo de urgentes compromisos. 

Los participantes contaron también con la presencia del cardenal Antonio José González Zumárraga, arzobispo emérito de Quito.

La idea de Jucalay empezó en el año 2001, durante el cuarto Encuentro  Latinoamericano y Caribeño de Pastoral Penitenciaria, donde se convocó a un Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Juristas vinculados a la pastoral penitenciaria.  

Ese primer encuentro se llevo a cabo en Bogotá en el año 2002, donde se redactó el documento de Bogotá que dejó sentadas las bases doctrinarias para una red de juristas de Latinoamérica y el Caribe, ese documento fue aprobado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y en 2006 se convocó al segundo encuentro. En el mismo se debatieron y aprobaron los estatutos de Jucalay, como brazo jurídico de la Pastoral Penitenciaria Católica de América Latina y Caribe, bajo la orientación del Celam.

Se estableció que para integrar Jucalay se requiere ser jurista, practicar la religión católica, tener actividad real y concreta en Pastoral Penitenciaria y honrar los principios sentados en el documento de Bogotá.

Esos principios están incorporados a los estatutos de Jucalay, que plantea promover el reconocimiento de Jesucristo como Redentor del hombre y Señor de la historia general y particular de la comunidad y de cada hombre considerado en su individualidad, «oye el clamor de las personas sumidas en la exclusión de la cárcel, que golpea el corazón de la Iglesia y su conciencia».

La institución busca «promover la vivencia de la profesión como un acto de fe, ser instrumento del amor de Dios, promover la reconciliación, irradiar espíritu de servicio verdad y honestidad, evangelizar a través de la acción profesional despertar esperanza y ansia de libertad, modificar preconceptos e imbuirse de la verdadera sabiduría para que la justicia humana sea fiel reflejo de la justicia divina, para asumir en la Iglesia al carcelado a quien Cristo vino a liberar y se identifica con Él».

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ZENIT Staff

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