SANTIAGO, domingo, 20 abril 2008 (ZENIT.org).- El arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz presidió en la Catedral Metropolitana, un misa concelebrada por todos los obispos del país, en reparación por el atentado incendiario que sufrió la imagen de la Virgen del Carmen, de la parroquia El Sagrario.
Cientos de fieles, una vez conocida la noticia, se congregaron a rezar el rosario y a participar, posteriormente, en la misa concelebrada por la totalidad de los obispos que terminaban el 18 de abril la Asamblea Plenaria del Episcopado en Punta de Tralca. A la eucaristía asistieron delegaciones de las Fuerzas Armadas y Carabineros, según informa el servicio de información de la Conferencia Episcopal.
En su homilía, el Cardenal Errázuriz expresó que al enterarse los obispos del atentado, «un profundo sentimiento de dolor recorrió el corazón de cada uno de nosotros. Es tan querida la imagen de la Virgen, tan querida para nosotros, para nuestro pueblo, que resultaba del todo incomprensible y extremadamente doloroso lo que había ocurrido».
Familias según el corazón de Dios
Al reflexionar acerca de este atentado, el Arzobispo de Santiago señaló que el hecho «exige una mirada más profunda», y afirmó que «ha ocurrido una eclipse del padre en muchos de nuestros hogares. Que aquella persona que tenía que respaldar a los hijos, que tenía, al mismo tiempo, que enseñarle cuáles son las normas básicas de la convivencia para que se insertaran en la sociedad; aquella persona que tenía que entrar en diálogo sobre temas más importantes, está ausente en tantos hogares, causándole un daño enorme a sus propios hijos».
Agregó el Arzobispo de Santiago que este hecho «nos compromete a formar familias según el corazón de Dios, con padres, madres que amen a sus hijos, que los acompañen, que dialoguen con ellos, que les enseñen los valores fundamentales, que les enseñen la fe, de manera que en nuestra sociedad no haya tantos hijos de la calle, hijos en la violencia, hijos con propósitos caóticos. Nos exige un compromiso muy profundo con nuestra sociedad, con nuestra familia».
El prelado afirmó que es posible destruir materialmente la imagen de la Virgen María, «pero la imagen de ella vive en nosotros, en cada uno de nosotros». Agregó que tampoco es posible destruir «el espíritu de María que existe en nosotros».
Terminada la misa, los obispos, sacerdotes y fieles se dirigieron hacia la parroquia El Sagrario, donde el Cardenal asperjó el templo con agua bendita y se hizo oración a la Virgen del Carmen, a modo de desagravio por el ultraje recibido.
Un hecho doloroso
Terminada esta celebración, el presidente del Episcopado, Monseñor Alejandro Goic en declaraciones a la prensa dijo que «siempre es doloroso que un hijo de la patria atente contra la Virgen María; que un hijo de la patria atente contra su esposa eliminándola; que un hijo de la patria realice un abuso y una violación, como ocurrió anoche en Las Condes; que hijos de esta patria sean inducidos a la droga y al alcohol. Son horas muy fuertes de la patria chilena y creo que ha llegado la hora de un debate en todos los sectores del tejido social para ver cómo sanamos a la sociedad chilena. Los que somos cristianos sabemos que la salvación viene de Cristo, pero también los hombres y mujeres de buena voluntad, todos unidos, debemos trabajar para construir un país donde se respete la dignidad humana; donde se respete las diversas expresiones religiosas; donde se respete a los diversos actores institucionales, porque si no es el caos, y en el caos nada prospera, sólo triunfan los violentistas y los que quieren destruir la sociedad».
También hizo declaraciones el Cardenal Errázuriz, quien señaló que al analizar los distintos atentados que ocurren en el país, «falta ese equilibrio básico de respeto a los valores de nuestra patria, de comprensión por lo que vivimos, de esperanza hacia el futuro, de construir un futuro. Y eso se debe en buena parte a la destrucción de la familia, y ahí tenemos que, con toda el alma, trabajar para que no haya ningún hijo de nuestra patria que no tenga familia; que no sea acogido con el cariño de una madre y con el diálogo enseñante de un papá. Ese es el gran mensaje simbólico que hay respeto de hechores de cosas semejantes a ésta».
Y agregó que «hemos vivido tiempos muy seguros, en los que estas cosas no ocurrían, pero cuando ya comienzan, en una sociedad en vías de desarrollo, a desarrollarse ciertas patologías, hay que tener mayor seguridad».
Información sobre la Virgen del Carmen en http://www.virgendelcarmen.cl