CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 abril 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI dio un nuevo impulso a la promoción de la unidad de los cristianos en el día en el que se celebraba la Pascua oriental.
Antes de rezar este domingo la oración mariana del «Regina Caeli», el Papa saludó a las Iglesias que siguen el calendario juliano, en su mayoría ortodoxas, que celebraban la fiesta más importante del año litúrgico: la resurrección de Jesús.
«Deseo expresar a estos hermanos y hermanas nuestros mi fraterna cercanía espiritual. Les saludo cordialmente, pidiendo al Dios uno y trino que les confirme en la fe, les llene de la luz resplandeciente que surge de la resurrección del Señor y que les consuele en las situaciones difíciles en las que con frecuencia tienen que testimoniar el Evangelio», afirmó el obispo de Roma hablando desde la ventana de su estudio.
Al mismo tiempo invitó «a todos a unirse conmigo en la invocación de la Madre de Dios para que el camino del diálogo y de la colaboración, emprendido desde hace tiempo, lleve pronto a una comunión más completa entre todos los discípulos de Cristo para que sean un signo cada vez más luminoso de la esperanza de toda la humanidad».
Calcular la fecha de Pascua fue un problema durante siglos que involucró a astrónomos y matemáticos.
El Concilio de Nicea estableció que el día de Pascua debía caer en el domingo posterior al primer plenilunio siguiente al equinoccio de primavera.
Hoy día, la fecha se individua en virtud del equinoccio de primavera (21 de marzo) y de la luna llena (lo que hace que la fecha sea «móvil»).
La diferencia de fechas la establecen los diferentes criterios adoptados por los calendarios vigentes.
La Iglesia latina sigue el calendario gregoriano (reformado por Gregorio XIII en 1582); la ortodoxa el juliano (establecido por Julio César en el año 46 a. C.).
En ocasiones la fecha de Pascua coincide según los dos calendarios. La próxima vez que coincidirá la Pascua para católicos y ortodoxos será el 4 de abril de 2010.
Juan Pablo II había lanzado la invitación a los cristianos para buscar un acuerdo que permita celebrar la Pascua en la misma fecha como testimonio conjunto de la fe en la resurrección de Jesús.