LUSAKA, 14 julio 2008 (ZENIT.org).- Los obispos de las Conferencias Episcopales de África Oriental (AMECEA), que reúne a miembros de las conferencias episcopales de África Oriental, han hecho un fuerte llamamiento a que «se ponga fin a la inhumana violencia» en Zimbabue y una invitación «al diálogo entre las dos partes», uniendo la propia voz a quien «está poniendo en discusión la legitimidad de las elecciones presidenciales».
Este es el mensaje de una declaración hecha en el marco de la XVI asamblea general, celebrada en Lusaka, Zambia. Los obispos se han mostrado también preocupados por otras situaciones d crisis en la región.
Las conferencias representadas en la AMECEA son las de Eritrea, Etiopia, Malawi, Kenia, Tanzania, Sudán, Uganda, Zambia, a las que se añaden como miembros afiliados Yibuti y Somalia.
El tema de la asamblea, según informaba ayer el diario vaticano «L’Osservatore Romano», era: «Reconciliación a través de la justicia y la paz». Por ello, en el documento se subraya que la Iglesia, aún no teniendo «todos los medios para resolver conflictos y tensiones», debe de todos modos seguir siendo una voz profética, o sea «promotora de justicia, perdón y reconciliación».
Los prelados de África Oriental se unen a la voz de los obispos de Zimbabue, que en junio pasado denunciaron el intensificarse de «un reino de violencia» en el país, que «sigue difundiendo el miedo y el sufrimiento entre miles de mujeres, hombres y niños inocentes».
Piden «a quienes están detrás de esta inhumana violencia que pongan fin a todo esto. Quien ha cometido las violencias deber ser llevado ante la justicia para rendir cuentas de las propias acciones».
Lo prelados piden además «asistencia humanitaria para la población que sufre y que se ponga fin al uso discriminatorio y político de las ayudas». Que se «permita a las organizaciones humanitarias y a las agencias no gubernamentales seguir dando asistencia a los necesitados de modo imparcial».
Sobre las discutidas elecciones en las que fue reelegido presidente Robert Mugabe, los obispos se unen a quien «pone en discusión la legitimidad de la reciente jornada electoral y animan y apoyan las iniciativas que pueden llevar a una rápida estabilidad política por parte de los organismos regionales como la ‘Southern Africa Development Community’ (la comunidad que rúne a los estados africanos del Sur) y la Unión Africana. Creemos que sea urgente el diálogo entre las dos partes –afirman- para encontrar una vía de salida también gracias a la ayuda de las organizaciones internacionales respetadas y autorizadas".
Justo en estas horas el partido del presidente Mugabe y el de la oposición han iniciado en Sudáfrica un diálogo para buscar una solución.
Los obispos se dicen preocupados porque si la crisis no se resuelve podrá llevar a más muerte y sufrimiento. La reconciliación -subrayan- deber estar en el centro de la acción de la Iglesia y debe partir del corazón de cada persona. Como cristianos, estamos todos llamados a anunciar la Buena Noticia de Cristo y a denunciar la injusticia, dondequiera que nos encontremos».
Se muestran también profundamente preocupados por las situaciones de crisis en Darfur y en el sur de Sudán, el conflicto en el norte de Uganda, las recientes tensiones entre Yibuti y Eritrea, y la crisis continua en Somalia.
Recuerdan que, en sus países, «la brecha entre ricos y pobres está siempre en aumento», y son diversos los factores que determinan el aumento de la pobreza: inicua distribución de los recursos, mal gobierno, corrupción, conflictos, sida.
«Notamos y apreciamos los esfuerzos de algunos de nuestros gobiernos -subrayan los obispos- que hacen respetar las reglas de la ley y los principios del buen gobierno. Alabamos además a aquellos gobiernos que han resuelto sus conflictos a través de una reconciliación pacífica».
La asamblea, por último, decidió establecer contactos regulares, a nivel nacional, entre la Iglesia y los miembros del Parlamento, para permitir a los católicos contribuir a los debates en curso sobre temas constitucionales y legislativos. Se desea también una presencia ante la Unión Africana. Los obispos subrayan también el papel de los medios de comunicación en los procesos de reconciliación y hacen una invitación a proteger la unidad de la familia, «espina dorsal de cada nación».
«La educación de los niños y la promoción de la mujer en nuestra región –concluyen–. Son todavía un gran desafío».
Igual atención se pide contra la degradación ambiental, junto a una invitación al diálogo entre las religiones, que juntas pueden contribuir a la paz y al bienestar de los países africanos.
Por Nieves San Martín