CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 26 julio 2008 (ZENIT.org).- Con vistas a la cumbre del G8, que tuvo lugar en Hokkaido-Toyako (Japón) del 7 al 9 de julio, y de otros importantes encuentros internacionales fijados para la segunda mitad de 2008, el primer ministro británico Gordon Brown ha escrito recientemente al Santo Padre Benedicto XVI para pedir su apoyo a la creación de una amplia coalición internacional que asegure la realización de los compromisos asumidos en el año 2000 para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio en el año 2015.
El Santo Padre Benedicto XVI que, el pasado 3 de junio, durante la cumbre sobre la seguridad alimentaria organizada por la FAO, ya dirigió un llamamiento a la «globalización de la solidaridad», ha decidido que se publique también la respuesta que, en su nombre, el cardenal Tarcisio Bertone, s.d.b., secretario de Estado, envió al primer ministro británico. Eso sucede simultáneamente al llamamiento que, después del Ángelus del domingo 6 de julio, dirigió a los jefes de Estado y de Gobierno del G8.
Con ocasión de las demás citas internacionales importantes sobre el desarrollo, que se celebrarán en la segunda mitad de este año, la Santa Sede seguirá esforzándose, de acuerdo con su naturaleza específica y con los medios de que dispone, para que las necesidades de las poblaciones más pobres ocupen el centro de las negociaciones internacionales y se tomen medidas adecuadas no sólo para proteger a los más débiles de las consecuencias de las actuales dificultades económicas y, en particular, del alza de los precios y de la energía, sino también para relanzar con fuerza un proceso de desarrollo a la altura de la dignidad humana.
Carta del primer ministro británico Gordon Brown al Papa Benedicto XVI
Santidad:
Leo con interés el discurso que dirigió a la Asamblea general de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 18 de abril. Habló con fuerza de los desafíos que nuestro mundo debe afrontar y de la responsabilidad que tenemos todos los que ocupamos puestos de liderazgo de colaborar en la promoción de la solidaridad en las regiones más vulnerables del mundo. También habló de los objetivos de desarrollo. En la situación actual, no vamos por buen camino para lograr los objetivos de desarrollo del milenio en el año 2015. No estamos respetando los compromisos asumidos en el año 2000.
El Reino Unido y la Santa Sede pueden contar con una fuerte colaboración en la cuestión del desarrollo internacional a lo largo de los años. En 2004, el Papa Juan Pablo II fue el primer líder mundial en sostener el Mecanismo financiero internacional. En noviembre de 2006, usted, Santidad, adquirió el primer bono internacional para la vacunación y los cardenales Martino, Murphy-O’Connor y O’Brien lo representaron con ocasión de la presentación en Londres.
La emisión de bonos ha recolectado más de cuatro mil millones de dólares y permitirá la vacunación de quinientos millones de niños entre los años 2006 y 2015, salvando a cinco millones. Asimismo, el 9 de febrero de 2007, usted, Santidad, me saludó a mí, a mis colegas procedentes de Italia y de Canadá, al presidente del Banco mundial y a la reina de Jordania, con ocasión de la presentación del proyecto «Advanced market commitment» destinado a financiar la investigación para encontrar vacunas para enfermedades que afectan sobre todo a los países en vías de desarrollo.
Santidad, el 6 de junio de 2007, usted exhortó al mundo industrializado a hacer lo posible para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio. Invitó a realizar esfuerzos serios para alcanzar esos objetivos. Puso de relieve la contribución única que dan las comunidades de fe en el campo del desarrollo internacional y a menudo en los países más pobres. Las comunidades de fe son esenciales para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio, porque en muchas partes del mundo son precisamente ellas las que prestan muchos servicios esenciales, particularmente en los campos de la sanidad y la educación. Sin su contribución, y de modo especial sin la de las instituciones de la Iglesia católica, no podremos alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio.
El 31 de julio de 2007, en las Naciones Unidas, en Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas y yo invitamos a prestar una atención renovada a los objetivos de desarrollo del milenio para respetar los compromisos asumidos en el año 2000. Una vez más, la Santa Sede fue una de las primeras en aceptar esta invitación, cuando el Consejo pontificio Justicia y paz, bajo la dirección del cardenal Martino y con el consejo del arzobispo Mamberti, publicó un comunicado de prensa congratulándose por la renovada atención prestada a los objetivos de desarrollo del milenio.
Estamos afrontando este desafío bajo la dirección del secretario general de las Naciones Unidas y del presidente de la Asamblea general. Este mismo año, el 25 de septiembre, en las Naciones Unidas, en Nueva York, tendrá lugar una cumbre sobre los objetivos de desarrollo del milenio. Implicará a los Estados miembro de la ONU, a las comunidades religiosas, al sector privado, a las organizaciones no gubernamentales, y a otros actores de la sociedad civil. La cumbre analizará los progresos realizados y tomará medidas concretas para alcanzar los objetivos en el año 2015.
Santidad, sé que estamos profundamente comprometidos en alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio. Esperamos que la Unión Europea, el G8, los encuentros regionales que se realizarán en el mundo, y especialmente la cumbre de las Naciones Unidas del 25 de septiembre, estimulen a la comunidad internacional a acelerar el paso para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio. Creo que sin una acción concertada este año, los objetivos de desarrollo del milenio se retrasarán en la agenda política y otra generación perderá la oportunidad de mantener las promesas que hemos hecho a los países en vías de desarrollo. Estamos decididos a evitar que eso suceda y estamos creando una coalición global para poder cumplir realmente los compromisos asumidos en el año 2000.
Santidad, espero sinceramente que una vez más, en las próximas semanas y en los próximos meses, alce su voz en favor de estos esfuerzos. Santidad, espero visitarlo en el Vaticano en los próximos meses y proseguir nuestra estrecha colaboración con vistas al desarrollo internacional.
Lo saludo cordialmente.
Londres, 23 de mayo de 2008
Gordon Brown
Respuesta del cardenal Bertone en nombre del Papa
Estimado primer ministro:
Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha recibido su amable carta del 23 de mayo de 2008 y me ha pedido que le responda en su nombre, para agradecerle su cortesía y asegurarle que ha tomado debida nota de sus comentarios. En su carta, usted recuerda algunas iniciativas concretas en el ámbito de la cooperación internacional tomadas recientemente por el Gobierno británico y la Santa Sede en beneficio de los países pobres. Al mismo tiempo, usted propone la creación de una amplia coalición internacional con el fin de respetar los compromisos asumidos en el año 2000 y, en consecuencia, a alcanzar los Objetivos de desarrollo del milenio (MDG) en el año 2015.
A este respecto, deseo hacer referencia al Mensaje que envió Su Santidad el 3 de junio de 2008 a la cumbre de la FAO sobre la seguridad alimentaria mundial, en el que pedía un esfuerzo valiente para «globalizar las expectativas de solidaridad». Así, es de desear que se preste la debida atención al respeto de la dignidad humana en todas las negociaciones, en todas las decisiones y en el modo de llevarlas a cabo, para que los frutos de la creación estén al alcance de todas las personas y de todas las futuras generaciones. Sólo un sentido de generosidad responsable y profundamente sincero garantizará el logro de los objetivos de desarr
ollo del milenio (mdg) dentro de la fecha prevista.
El Santo Padre eleva a Dios su oración para que los importantes encuentros internacionales previstos para la segunda mitad de este año logren dar una respuesta eficaz a las crisis económicas que afligen a diversas regiones del planeta y hagan que se lleve a cabo un plan de acción internacional concertado, encaminado a librar al mundo de la pobreza extrema, de la plaga del hambre y de la falta crónica de asistencia médica general.
Con sentimientos de estima, aprovecho la oportunidad para expresar mis mejores deseos para usted y para sus deberes de primer ministro.
Vaticano, 18 de junio de 2008
Cardenal Tarcisio Bertone
Secretario de Estado
Traducción de «L’Osservatore Romano»