BAGDAD, viernes 6 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Aunque los cristianos sólo han obtenido tres escaños debido a la actual ley electoral, el arzobispo de Kirkuk, monseñor Louis Sako, considera que las elecciones provinciales del pasado 31 de enero en Irak han supuesto «un paso adelante» para los cristianos.
Esta cita electoral, la más importante para el Estado tras la caída del régimen de Sadam Hussein, ha sido un hito en el proceso de construcción de un verdadero sistema democrático, afirma.
En una entrevista concedida a la organización eclesial Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el prelado afirma que la prioridad de los nuevos gobiernos provinciales debería ser no sólo la seguridad, sino también la cohesión social y el desarrollo del sistema sanitario y educativo.
A diferencia de las elecciones provinciales de 2005, esta vez han podido vitar también los sunníes. Este aspecto, según monseñor Sako, llevará a los ciudadanos iraquíes a «asumir plena responsabilidad» en el desarrollo del país.
En este contexto, el arzobispo subraya no obstante que cuando se conozcan públicamente los resultados –probablemente a finales de febrero– será difícil para los cristianos hacer oír su voz al Gobierno y ante la opinión pública. Su posición, explica, se ha debilitado también por la división entre los propios políticos cristianos.
Teniendo a su disposición sólo tres escaños, además, corren el riesgo de ser prácticamente ignorados. En noviembre el Parlamento iraquí aprobó el artículo 50 de la ley electoral provincial, que ha concedido sólo 6 escaños a las minorías en los consejos provinciales, de los cuales tres a los cristianos de Bagdad, Basra y Mosul.
A pesar de todo, el prelado cree que estas elecciones «son positivas, son un claro paso adelante. Es una experiencia totalmente nueva para nosotros», afirmó.
Hablando a Radio Vaticano, añadió que «es importante el hecho de que los iraquíes puedan elegir ahora libremente. Antes las elecciones estaban condicionadas al 100%. ahora ya no».
Los tres escaños para los cristianos, confiesa, «son mejor que nada. Después podremos pedir más», a pesar de que reconoce que «no se han respetado todos los derechos de las minorías».
«Se nos ha explicado que si hubiéramos tenido, por ejemplo, diez escaños, podríamos haber condicionado los equilibrios políticos entre los diversos grupos y esto preocupaba. Se nos ha dicho que ahora se nos daba uno y que después podríamos pedir. Se nos han hecho promesas, pero sin seguridad alguna».
Según el prelado, «es necesario ayudar a todos a distinguir entre religión y política. Hasta ahora han creído que ser cristiano significa ser adversario. En cambio, aquí no hay regímenes cristianos. La política es una cosa y la religión es otra. Si se llega a entender que la religión no es un asunto político, entonces no habrá problemas».
«Hace falta mucho tiempo para cambiar la mentalidad y el juego político -reconoció-. La mayoría quiere tenerlo todo, sin pensar en los demás».
Dado que muchos cristianos están volviendo de los países a los que habían emigrado, para el arzobispo quizás sea posible «pedir al nuevo Gobierno tener un Ministro para proteger y defender a las minorías religiosas y étnicas».
Según fuentes de Naciones Unidas, en las elecciones del 31 de enero ha participado más de la mitad de los 15 millones de electores iraquíes, que han elegido entre 14.400 candidatos a 440 escaños de los consejos provinciales en 14 de las 18 provincias del país.
Las cuatro provincias en las que no se ha vitado son las tres autónomas curas y en la provincia de Kirkuk, la de monseñor Sako, donde el voto es altamente controvertido por el conflicto árabe-curdo y por el control de los recursos petrolíferos de la zona.