CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 11 febrero 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que los obispos de los antiguos países comunistas del Este de Europa deben colaborar en la obra misionera para superar la difícil situación que han heredado.
Es la propuesta que deja en un mensaje enviado en su nombre por el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, al tercer encuentro de los presidentes y cardenales de las conferencias episcopales de los países del centro de Europa, que concluyó este martes en Zagreb (Croacia).
Los prelados han afrontado, como decía el tema del encuentro, la «Misión de la Iglesia en Europa central y del este, viente años después del derrumbe del sistema comunista (1989-2009)».
«De la naturaleza de la Iglesia deriva su misión, que siempre es la misma, como nos recuerda san Pablo: ‘Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina’ (2 Timoteo 4, 2)», explica el Papa.
«Anunciar la buena nueva de Jesucristo hasta hace veinte años en los países de Europa central y del este era verdaderamente difícil e incluso peligroso, en especial para los pastores de la Iglesia».
«Entre aquellos que sufrieron persecuciones para permanecer fieles a Cristo y a la Iglesia», el Papa recuerda al beato mártir cardenal Alojzije Stepinac, «el personaje más ilustre» de la Iglesia en Croacia, como le definió Juan Pablo II, el 10 de septiembre de 1994 en Zagreb.
«El martirio y el testimonio del beato cardenal Stepinac nos estimulan y nos alientan, asegurándonos que la Iglesia continúa su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la pasión y la muerte del Señor hasta que venga».
Según el mensaje pontificio, «tras la caída del comunismo, la Iglesia afronta nuevos desafíos, nuevos problemas, pero el mandamiento sigue siendo el mismo: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación'» (Marcos 16, 15)».
«La cooperación mutua entre los pastores y las conferencias episcopales es de gran importancia para el desempeño de esta misión», asegura la misiva, considerando que el encuentro de Zagreb, «manifestación de la vitalidad de la Iglesia, da nueva esperanza para la eficacia de su misión en Europa y en el mundo».