ROMA, miércoles 11 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- La Santa Sede pide a Europa más solidaridad con el resto de los pueblos del mundo, y especialmente con África y Tierra Santa. Así lo afirmó el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, durante su discurso de este martes a los embajadores de la Unión Europea ante el Vaticano.
El purpurado dedicó estas palabras a los representantes europeos durante un encuentro en la sede de la Embajada de la República Checa, acto con el que se celebró la inauguración de la presidencia semestral de este país en la Unión.
Dos son las cuestiones morales que Europa debe afrontar actualmente: de cara al exterior, una mayor solidaridad hacia los pueblos más desfavorecidos, especialmente los africanos y la Tierra Santa; y a nivel interno, una apuesta más decidida por la defensa de la familia.
El purpurado dedicó gran atención a la cuestión de África, continente que estará para la Iglesia al centro de la atención, con la celebración del Sínodo de los Obispos, la próxima visita papal de marzo y el simposio de las Conferencias Episcopales del continente.
Tras recordar la importante labor diplomática que la Iglesia realiza en favor de los países africanos, y especialmente «en lo tocante a sus derechos fundamentales», el cardenal Bertone afirmó que «el derecho de los africanos al desarrollo se basa en su pertenencia a la familia humana, así como una misma dignidad y destino que los países ricos».
«Los países europeos deben superar la tentación de establecer contactos con los países africanos con el único objetivo de sacar el mayor provecho posible de ellos», advirtió.
Por otro lado, pidió un mayor esfuerzo por promover la reconciliación en el continente, «ayudando a la solución de los conflictos en curso, a luchar contra las injusticias que los han provocado, y a socorrer a las masas de prófugos y refugiados que sufren y que desestabilizan al continente».
Respecto a la situación en Tierra Santa, el cardenal Bertone se refirió por una parte a la necesidad de actuar con urgencia ante la situación de la Franja de Gaza, y por otra, a la necesidad de ayudar a los pueblos de Oriente Medio a proseguir por el «difícil camino» de la reconciliación.
«La guerra y el odio no son la solución de los problemas: a algunos les parece una frase utópica, pero es realidad se trata de una verdad confirmara por la historia reciente de Tierra Santa», añadió.
Para llegar a una paz duradera, agregó el purpurado, es necesario tener en cuenta «el más amplio panorama de Oriente Medio, y por tanto, «un acercamiento global a las dificultades de los países de esa región, respetando sus aspiraciones y legítimos intereses».
Más política familiar
Respecto a la situación interna del continente europeo, el cardenal Bertone insistió en la importancia de reforzar la institución familiar con políticas adecuadas.
Por ello, pide que las instituciones políticas y económicas que «revisen también el estilo de vida consumista y hedonista, a apoyar la vida y la familia con acciones decididas en los diversos frentes».
«La Santa Sede no se cansa de recordar a los países de la Unión que, para tener sociedades estables y cohesionadas, son necesarias familias estables y éstas, a su vez, necesitan matrimonios estables. Sin embargo, entre 1998 y 2006, en la Europa de los 27 ha descendido un 23,9% el número de matrimonios, mientras que se produce un divorcio cada 30 segundos».
El purpurado subrayó que «la pareja hombre-mujer estable y duradera» ofrece «más ventajas sociales que las parejas de hecho o los hogares monoparentales».
«La pareja casada comporta, para los hijos, mayores probabilidades de buena educación, menos absentismo escolar, de delincuencia, de consumo de alcohol o drogas», y además «comporta mayor equilibrio psicológico para los hijos y para los propios padres».
«Por tanto, es de interés público que la familia se funde en el matrimonio y que sea sana», añadió,