El Papa constata los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney

Ofreció de nuevo sus condolencias por las víctimas de los incendios

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó este jueves la «sensibilidad social» de Australia y su labor de apoyo a los países menos desarrollados, así como sus esfuerzos en reparar las injusticias pasadas contra los aborígenes, al recibir hoy al nuevo embajador de este país ante la Santa Sede, Timothy Andrew Fischer.

El Papa explicó que el gesto realizado el año pasado por el Primer Ministro Rudd de pedir perdón «por las injusticias sufridas tan dolorosamente por los pueblos indígenas» ha provocado «un profundo cambio del corazón», que permitirá al Gobierno y a los representantes aborígenes «abordar con resolución y compasión la multitud de retos que tienen por delante».

También destacó el empeño del Gobierno por «promover el respeto y la comprensión entre las culturas» facilitando «el diálogo interreligioso y la cooperación tanto en el país como en la región».

Invitó a los australianos a «reconocer la vocación sobrenatural de la persona» pues «es de Dios de quien los hombres y las mujeres reciben su esencial dignidad y la capacidad de buscar la verdad y la bondad».

«Con esta amplia perspectiva podemos contrarrestar las tendencias al pragmatismo y el consecuencialismo, que hoy prevalecen, y que se dedican sólo a los síntomas y los efectos de los conflictos, de la fragmentación social y la ambigüedad, en lugar de ir a sus raíces».

El Papa añadió que «cuando la dimensión espiritual de la humanidad sale a la luz, el corazón y la mente de las personas se vuelve hacia Dios y hacia las maravillas de la vida humana: el propio ser, la verdad, la belleza, los valores morales, y los demás. De esta forma se puede encontrar un fundamento seguro para unir a la sociedad y para sostener una visión de esperanza».

En este sentido, comentó la trascendencia que ha tenido, tanto para la Iglesia como para el país, la JMJ de Sydney, «cuyos ecos de aprecio siguen resonando» en todo el mundo.

«Los propios ciudadanos de Sydney, como ha observado su excelencia, se inspiraron en la alegría de los peregrinos», afirmó, añadiendo que «cada Jornada Mundial de la Juventud es un acontecimiento espiritual: un momento en el que los jóvenes, y no solo aquellos que tienen una estrecha relación con la Iglesia, encuentran a Dios».

«Rezo para que esta joven generación de cristianos en Australia y en todo el mundo canalicen el entusiasmo hacia todo lo que es verdadero y bueno, forjando amistades por encima de las divisiones y creando lugares de fe viva en y para nuestro mundo», afirmó.

Desarrollo justo

El Papa destacó el papel internacional de Australia especialmente en favor de los países en vías de desarrollo, y en particular, su apoyo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y al Tratado de No proliferación Nuclear.

En este sentido, quiso detenerse en algunos problemas mundiales, como la globalización y la crisis económica, así como el cambio climático.

Respecto a este último, el Papa aseguró que para combatirlo es necesario «un código ético común, que consiste en normas enraizadas en la ley natural inscrita por el Creador en el corazón de todo ser humano».

«Quizás nunca antes en la historia humana la relación fundamental entre el Creador, la Creación y la Criatura necesita ser ponderada y respetada», explicó.

Respecto a la pobreza en el mundo, el Papa subrayó la necesidad de «una verdadera ética en el corazón de cada política de desarrollo responsable, respetuosa y socialmente inclusiva».

«Es la ética la que hace imperativa una respuesta compasiva y generosa en la pobreza; éstas hacen urgente el sacrificio de los intereses proteccionistas de la accesibilidad plena de los países pobres a los mercados desarrollados, a la vez que hacen razonable la insistencia de los países donantes en la rendición de cuentas y la transparencia en el uso de la ayuda financiera por las naciones receptoras», advirtió.

También puso de manifiesto la necesidad de ayudar a cubrir las necesidades médicas de muchos países del Tercer Mundo, y especialmente de «cuidados obstétricos de alta calidad a las mujeres».

«Qué irónico resulta, en cualquier caso, que mientras algunos grupos, a través de programas de ayuda, promueven el aborto como una forma de cuidado «materno»: eliminando una vida supuestamente para mejorar la calidad de vida».

Incendios

El Papa quiso también mostrar sus condolencias «por el dolor de las personas y familias en Victoria que han perdido a sus seres queridos en los recientes incendios forestales».

En este sentido, la Santa Sede había enviado un mensaje del cardenal Tarcisio Bertone, el pasado 10 de febrero, en el que el Papa mostraba su cercanía a las familias de las víctimas y de los desaparecidos.

«El Papa encomienda a los fallecidos a la misericordia amorosa del Dios Todopoderoso, e invoca sobre las familias sufrientes y sobre los afectados por la pérdida de sus propiedades y la destrucción de sus tierras, la fuerza y consolación divinas».

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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