TARTAGAL (Salta), viernes 13 de febrero de 2009 (ZENIT.org-Aica).- Cáritas Argentina acompaña a las familias damnificadas por el alud que el lunes azotó a la localidad salteña de Tartagal, causando la muerte, según fuentes oficiales, de al menos dos personas y ocasionando graves daños en la infraestructura de la ciudad.
La organización caritativa de la Iglesia anticipó en un comunicado que «desde entonces, se mantiene en diálogo permanente con la Cáritas local, que está asistiendo a las comunidades afectadas y evaluando cuáles son las prioridades a atender».
Como sucede en cada situación de emergencia, Cáritas procura organizar la ayuda de manera rápida y efectiva, a fin de satisfacer las necesidades más urgentes de quienes sufren las consecuencias del alud.
«Una de las primeras tareas realizadas fue la organización de los centros de evacuados, que están funcionando en algunas Cáritas parroquiales, en escuelas y en Gendarmería, donde se encuentran muchas mujeres y niños que perdieron todo con la tormenta», expresaron miembros de Cáritas Orán, diócesis a la que pertenece la localidad de Tartagal».
Teniendo en cuenta que el envío de donaciones en especie implica altos costos y una enorme tarea de logística para clasificar, seleccionar y distribuir la ayuda recibida, las Cáritas diocesanas geográficamente más cercanas a Tartagal son las encargadas de coordinar, en articulación con la Cáritas afectada, el modo más viable de canalizar y acercar dicha ayuda.
Cáritas Argentina habilitó una cuenta bancaria para sumar colaboraciones y facilitar que los fondos recibidos sean utilizados en el mismo lugar en que se produce la emergencia, de acuerdo a las prioridades puntuales. Cuenta corriente Banco Nación Nº 35869/51, sucursal Plaza de Mayo, CBU 01105995-20000035869519, a nombre de Cáritas Argentina Emergencia, CUIT 30-51731290-4.
«Junto a estas acciones, ponemos en oración a todos aquellos que se ven afectados por esta situación, pidiéndole a María que los ampare y que a todos nos anime a ser corresponsables desde la solidaridad», concluye.