La Iglesia promueve la ciencia genética, pero condena la eugenesia

Se prepara un congreso en el Vaticano sobre las implicaciones éticas

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 17 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- La investigación «puede crecer y debe avanzar», pero lo mismo debe hacer  «la conciencia ética», considera el obispo Rino Fisichella,  presidente de la Academia Pontificia para la Vida. 

El prelado italiano intervino este martes en la rueda de prensa de presentación del Congreso «Las nuevas fronteras de la genética y el riesgo de la eugenesia», promovido por la Academia vaticana que preside, con motivo de su XV asamblea general, que tendrá lugar del 20 al 21 de febrero.

Durante su intervención Monseñor Rino Fisichella reconoció las investigaciones que se han realizado en la última década sobre el Genoma Humano, que han permitido detectar miles de enfermedades hereditarias, evitando así males congénitos. 

Monseñor Fisichella mostró cómo la genética, «si bien a nivel prematrionial y precedente a la concepción se aplica para verificar el riesgo de ser portadores sanos de patologías», «hoy es aplicada a nivel prenatal e implica –como puede imaginarse– problemas de carácter ético». De este modo, bebés portadores de enfermedades son eliminados en el vientre materno. 

Toda conquista científica engendra posibilidades y riesgos, advirtió el prelado, explicando que la tendencia de la eugenesia no sólo es una cuestión teórica. Constituye, dijo, «una mentalidad que tiende lenta, pero inexorablemente, a difundirse». 

«Como sucede a menudo, un sutil formalismo lingüístico unido a una buena publicidad sostenida por grandes intereses económicos hace perder de vista los verdaderos peligros subyacentes y tiende a crear una mentalidad que ya no es capaz de reconocer el mal objetivo ni formular un juicio ético correspondiente», aseguró. 

Por este motivo, la Santa Sede ha pensado convocar un congreso de carácter internacional para «verificar si en la experimentación genética están presentes aspectos que tienden y actúan de hecho a una acción de eugenesia». 

Igualmente criticó la mentalidad reductiva que «tiende a considerar que hay personas que tienen menos valor que otras», ya sea por su condición social o «por causa de su condición física, por ejemplo los discapacitados, los enfermos mentales o las personas consideradas en estado vegetativo, las personas ancianas con graves patologías». 

El congreso, dijo, busca encontrar un camino común entre ambas vías (la del rechazo del avance científico y la del rechazo de la ética), razón por la cual se debe «hacer crecer y progresar la conciencia ética sin la cual cada conquista sólo sería parcial, nunca destinada plenamente a cada persona y a deseo de una vida plenamente humana». 

Por ello debe estar abierta a «la trascendencia que la sobrepasa y la envuelve».  

El congreso, que tendrá lugar en la Nueva Aula del Sínodo en la Ciudad del Vaticano, contará con 400 participantes, entre médicos, biólogos, teólogos y filósofos.

Su objetivo es subrayar las actuales posibilidades de la intervención de la medicina para combatir las enfermedades de carácter genético y analizar el desarrollo de la eugenesia ya sea desde el punto de vista jurídico como desde la visión antropológica. 

También se analizarán las posibles formas de la eugenesia para hacer una valoración global y ofrecer orientaciones y criterios en línea con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, para que sean capaces de responder a este reto. 

En el congreso intervendrán, entre otros, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Salud, y el cardenal Antonio Cañizares, recientemente nombrado prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos.

Con información de Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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