MADRID, viernes 27 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Española dio a conocer ayer el contenido de la Instrucción Pastoral sobre las Misiones, aprobada por la última asamblea plenaria (noviembre 2009), en la que se pone un acento especial en las «nuevas fronteras» y en la necesidad de una mayor implicación de los laicos.
El documento, que fue presentado ayer en rueda de prensa por el Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, monseñor Ramón del Hoyo, obispo de Jaén, es el primero sobre las misiones de los últimos 30 años.
El objetivo de esta Instrucción, según afirmó monseñor Del Hoyo, es «fortalecer la responsabilidad misionera de los fieles y promover el compromiso de las diócesis, parroquias y comunidades eclesiales», para evitar que la misión «sea cosa de unos pocos especialistas».
Actualmente España tiene alrededor de 17.000 misioneros en todo el mundo, número que ha descendido en los últimos años.
La Instrucción pretende ofrecer una «renovada reflexión» sobre la necesidad de que todos los fieles sean conscientes de «ser llamados a la misión», no sólo «en los territorios tradicionales» sino también «en las nuevas fronteras y ámbitos sociales y culturales».
Es necesario que no se hable ya de «las misiones», sino de una única «misión» que englobaría tanto el concepto tradicional de misión a territorios lejanos como la «nueva evangelización» en Occidente que han pedido los últimos Papas.
Por otro lado, incide en la importancia de la participación de los laicos en la actividad misionera como «enviados por la Iglesia» y que aportan «un testimonio específicamente cristiano que los identifica en su peculiaridad, dentro de la amplia gama de cooperantes y voluntarios».
Entre los temas abordados, el documento plantea la necesidad del «anuncio explícito» del evangelio, dentro del diálogo y del respeto, especialmente en el contexto del diálogo interreligioso.
En este sentido, el texto afirma la necesidad de renunciar a «una mentalidad relativista que trata de justificar el pluralismo religioso, no sólo de facto sino también de iure«, explicando que el diálogo «no exime a la Iglesia de su deber de anunciar a Jesucristo, la revelación completa».