Consternación en Nicaragua por la muerte violenta de un sacerdote

Aún no se conoce el móvil del crimen

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MANAGUA, miércoles 24 agosto 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia y todos los sectores de la población nicaragüense se encuentran consternados por la muerte violenta de un sacerdote de 41 años, en circunstancias no aclaradas, aunque en un comunicado que ha emitido este martes la califica de “hecho criminal” y “abominable acto”.

“Si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Ya vivamos ya muramos, somos del Señor”. Con esta frase de la Carta a los Romanos, el consejo presbiteral de la Archidiócesis de Managua titula un comunicado sobre la muerte violenta de un sacerdote, párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción de María del municipio de la Concepción de Masaya.

El consejo presbiteral, reunido en sesión ordinaria, bajo la presidencia del arzobispo de Managua Leopoldo Brenes y el obispo auxiliar Silvio Báez, fue informado por la policía nacional del hallazgo del cuerpo del padre Marlon Ernesto Pupiro García, desaparecido en circunstancias aún no esclarecidas suficientemente, el sábado 20 de agosto en horas de la madrugada.

“Ahora tiene sentido, que hace dos días una camioneta gris cerrada y otro vehículo que no me acuerdo el color, estaban estacionados frente al basurero, y dos sujetos estaban fuera de los carros hablando y señalando hacia el lugar, eso fue en la madrugada y me pareció extraño, hasta ahora le encuentro sentido, tal vez andaban verificando si se había quemado el cuerpo”, dijo uno de los pobladores que dieron la voz de alarma a la Policía Nacional, y que por seguridad pidió el anonimato.

Entre las evidencias que encontró la Policía en el lugar del hallazgo del cadáver estaba el alzacuellos del sacerdote, un envase vacío que al parecer había contenido gasolina, y un pantalón crema con faja negra, que se presume era parte de la vestimenta de la víctima.

Al mediodía del martes, representantes de la curia arzobispal de Managua se mostraron “consternados por la triste noticia”. “Lamentamos este hecho de violencia que ha alcanzado a un miembro de nuestro presbiterio de manera trágica”, dijo monseñor Carlos Avilés, coordinador del consejo presbiteral en rueda de prensa.

“Esperamos que la policía nacional pueda dilucidar las circunstancia en que se dio este hecho criminal y ponga en manos de la justicia a los responsables de este abominable acto”, dijo monseñor Avilés en presencia del arzobispo de Managua.

El comisionado mayor Fernando Borge, jefe de relaciones públicas de la policía, no pudo precisar el móvil del crimen ni el paradero del autor ni del vehículo de la víctima; tampoco cómo murió. Explicó que, según las investigaciones, el sacerdote estuvo por última vez en la parroquia a las 10,30 de la noche del viernes, pero que entre las 2 y 2,30 minutos de la madrugada, del sábado 20 de agosto, un vigilante del sector observó la salida de la camioneta doble cabina, Mitsubishi, blanco, placas MY 0698, propiedad del párroco, pero este no pudo precisar si el vehículo era conducido por la víctima.

Entre las 3 y las 4 de la madrugada del mismo día, el sacerdote fue visto sin acompañante en el centro recreativo La Borgoña, en Ticuantepe, que abandonó pasadas las 4:00 a.m. A las 6:23 a.m. la camioneta del religioso fue vista circular en la carretera entre San Marcos y el sector conocido como Las Cuatro Esquinas, conducida por una persona no identificada.

A pesar de no tener la identidad de dicho conductor, las autoridades policiales dijeron tener un retrato robot del mismo, obtenido por entrevistas con personas que le vieron trasladarse en el vehículo del sacerdote. Algunos feligreses que se hicieron presentes en el Instituto de Medicina Legal, dieron detalles del sospechoso de haber dado muerte al sacerdote .

“Nosotros como católicos y concheños estamos indignados, con esa actitud que tomaron los delincuentes, él era nuestro sacerdote desde hace siete años, y se había ganado nuestro cariño. Pedimos a la policía que esclarezca el crimen”, dijo a los medios Julio César Talavera.

Los feligreses dijeron que pasaron en vigilia dentro de la parroquia desde el que se enteraron de la desaparición del párroco, y que un sujeto a bordo de una camioneta se pasó burlando.“¿Y qué están haciendo ahí? ¡Vayan a dormir, si el padre ya está muerto!”. Todos nos quedamos viendo, pero nadie le dio importancia, por eso tampoco se tomó datos del vehículo”, dijo uno de los parroquianos.

“Consternados por la triste noticia, lamentamos este hecho de violencia que ha alcanzado a un miembro de nuestro presbiterio de manera trágica”, afirma el comunicado del consejo presbiteral de Managua.

“Expresamos nuestra cercanía a la familia del padre Marlon y nos condolemos con la comunidad parroquial de la Inmaculada Concepción de María del municipio de la Concepción de Masaya, y con toda la feligresía que tenía en alta estima a nuestro querido sacerdote”,añade.

En espera de que la policía pueda dilucidar las circunstancias de este hecho criminal “y poner en manos de la justicia a los responsables de tan abominable acto, encomendamos el alma de nuestro hermano a Dios, y elevamos plegarias para que se supere el creciente índice de violencia e inseguridad en nuestra querida Nicaragua”, añade.

El arzobispo de Managua, el obispo auxiliar, y el clero expresaban en un breve comunicado anterior su “profunda consternación” por el hecho e invitabana la misa de cuerpo presente, celebrada a las siete de la tarde de este martes, en la parroquia en la que el sacerdote trabajó durante siete años.

La vela de oración permaneció toda la noche y parte de la mañana de hoy miércoles 24 de agosto. Tras una Eucaristía, a las seis de la tarde, el cortejo fúnebre partió hacia el cementerio de Ticuantepe. Sus restos descansan junto a los de su madre.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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