ROMA, jueves 1 diciembre 2011 (ZENIT.org).- El ateneo pontificio Regina Apostolorum de Roma, Italia, imparte cursos de formación permanente para mujeres religiosas y consagradas. En diez años de andadura, son cerca de diez mil las personas que han estudiado en él dentro y fuera de Italia.
Para hablar del trabajo realizado a favor de la vida consagrada por este ateneo, ZENIT ha entrevistado al padre Luis Alfonso Orozco LC, teólogo, y uno de los docentes habituales de los cursos para mujeres consagradas. (Cf. Istituto di Scienze Religiose en www.upra.org ).
¿Cómo surgió esta iniciativa?
–P. Orozco: El hecho de estar en la Ciudad Eterna hace que la presencia de la vida religiosa femenina sea una realidad muy consistente, por lo que muchas congregaciones buscan cursos de formación y capacitación. Es lo que pretendemos ofrecer. En estos años hemos ido creciendo y nuestra oferta formativa también se ha ido consolidando. La misión del ateneo es ofrecer un servicio de calidad a la Iglesia en la formación y preparación de los candidatos al sacerdocio, personas consagradas y laicos que vienen a Roma.
En Roma ya hay varios centros que dan cursos a religiosas ¿Ustedes qué ofrecen de diverso?
–P. Orozco: Como institución, nosotros mismos nos sabemos deudores de la experiencia educativa de otros centros de la cual hemos aprendido. Queremos contribuir a la capacitación de los formadores, superiores y miembros de comunidad, ofreciéndoles temáticas en torno a los argumentos básicos de la vida consagrada. Algunos de nuestros cursos, por ejemplo, tratan sobre la formación humana, la formación espiritual y apostólica. El tema del carisma, la pastoral vocacional y estrategias para mejorar el trabajo vocacional, tan necesario en nuestro tiempo. Además contamos con la válida colaboración psicólogos católicos para el discernimiento en la vida consagrada, la formación de guías espirituales. Un tema reciente que ha tenido muy buena acogida ha sido el curso sobre la religiosa en la era digital.
¿Cuál es su enfoque?
–P. Orozco: Seguimos el magisterio eclesial, que es abundante y riquísimo en cuanto a doctrina y temática que atañe a la vida y formación de la persona consagrada. Del Vaticano II hacia acá contamos con documentos y material magnífico; pensemos en lo que hay en la Lumen Gentium, al respecto, o lo que nos ha legado Juan Pablo II, con Vita Consecrata y Pastores dabo Vobis,dos de sus mejores trabajos. En la profundización de esos textos encontramos líneas de acción siempre válidas para la renovación y formación permanente de la vida consagrada, en especial de la femenina, para nuestra época que afronta el reto de la Nueva Evangelización.
¿Quiénes forman el plantel de profesores?
–P. Orozco: También aquí contamos con un equipo preparado, con años de experiencia: el equipo lo componemos sacerdotes, con grados de doctorado, religiosas de diversos institutos, consagrados laicos del movimiento Regnum Christi –la rama laical de nuestra familia religiosa- y un equipo de psicólogos católicos completamente en línea con el magisterio y la doctrina de la Iglesia. El hecho de que hablen sacerdotes, laicos y consagrados –hombres y mujeres- desde sus perspectivas y especialidades, hace que nuestro equipo sea variado y complementario al mismo tiempo. Hemos comprobado que esto es algo que valoran las religiosas que participan en nuestros cursos.
¿Estos cursos se imparten solamente en Roma?
–P. Orozco: El ateneo romano es la base de nuestras actividades, pero también damos cursos en diversas partes de Italia y,más recientemente,el equipo de profesores viajó a otros países de Hispanoamérica y de Asia para ofrecer los cursos a grupos o comunidades religiosas que lo solicitan. Los cursos son en español, en el primer caso, y en inglés cuando nos han pedido algún curso en Asia. En este sentido,estudiamos las propuestas con detenimiento, vemos las fuerzas de que disponemos y actuamos para ofrecer un mejor servicio al bien de las Iglesias locales.
¿Puede mencionar alguno de los cursos recientes más solicitados?
–P. Orozco: Llevamos ya varias ediciones del curso “Ser mujer, ser consagrada”, que trata de la formación humana, el conocimiento de sí misma, la formación del carácter y de las virtudes, la madurez y la maternidad espiritual. Sabemos que una buena formación humana es la base sobre la que el Espíritu Santo edifica la santidad personal, con su gracia. Hemos visto que la respuesta a nuestros cursos es positiva, pero sabemos que todavía nos falta aprender mucho para continuar nuestro servicio institucional a la Iglesia.