CIUDAD DEL VATICANO, viernes 23 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI envió un telegrama de condolencia al presidente de la República Checa Václav Klaus, con motivo del fallecimiento del expresidente Václav Havel, intelectual al que le tocó desempeñar, por su liderazgo moral, un papel político de relieve, primero en la Checoslovaquia comunista y luego en el proceso de democratización de su país.
Vaclav Havel, político católico, escritor y dramaturgo, inició una nueva era como primer presidente del hoy pueblo checo. Como se sabe, el entonces disidente del sistema comunista soviético y líder de la democracia y de los derechos humanos en la antigua Checoslovaquia, murió el pasado domingo, a los 75 años, tras una larga enfermedad respiratoria.
En su funeral, el cardenal Giovanni Coppa leyó un mensaje de Benedicto XVI que inicia así: “Habiendo sabido con tristeza del fallecimiento del expresidente Vaclav Havel, el envío mi más sentidas condolencias en este momento de duelo nacional. Me uno a todos aquellos que se han reunido en la catedral de San Vito para el rito de las exequias solemnes, a fin de encomendar el alma del difunto a la infinita misericordia de nuestro Padre celestial”.
El papa hace también en el telegrama un sentido elogio en recuerdo de “cómo el valiente señor Havel defendió los derechos humanos cuando estos eran sistemáticamente negados en su país y ofrezcamos un homenaje a su liderazgo visionario en forjar un nuevo sistema político democrático, después de la caída del anterior régimen, y doy gracias a Dios por la libertad que el pueblo checo goza hoy. Como prenda de fortaleza y consuelo espiritual, les imparto cordialmente la bendición apostólica a todos aquellos que lo lloran, con la esperanza de la Resurrección a una vida nueva”.
Las campanas redoblaron el viernes para despedir al expresidente checo y líder de la llamada “revolución de terciopelo” contra el régimen comunista, fallecido el domingo a los 75 años, a cuyo funeral acudieron numerosos jefes de Estado y personalidades de todo el mundo.
El país entero se paralizó cuando los asistentes al funeral guardaron un minuto de silencio, que marcó el inicio de la ceremonia en la catedral de San Vito de Praga.
Havel fue presidente de Checoslovaquia de 1989 a 1992 y luego de la República Checa de 1993 a 2003, cuando la federación se dividió en dos estados.
Miles de personas, la mayoría con cintas con los colores de la bandera checa –rojo, blanco y azul- y un lazo negro en señal de duelo, se reunieron en el centro histórico de Praga para seguir la misa a través de pantallas gigantes. Antes, miles de ciudadanos habían acudido al castillo de Vladislav, en Praga, donde había sido instalada la capilla ardiente para rendir su último homenaje a Havel, hasta que las autoridades cerraron sus puertas el jueves por la noche.
La vecina Eslovaquia declaró el viernes día de duelo nacional, con las banderas a media asta. Así mismo, la ciudad polaca de Gdansk rindió su particular homenaje al expresidente checo inaugurando una avenida con su nombre.