MADRID, sábado 31 diciembre 2011 (ZENIT.org).- La propuesta de Jorge Sans Vila en la editorial Sígueme está ciertamente llena de gracia en todos los sentidos. Un Santoral,compuesto de breves y enjundiosas minibiografías de aquellos que nos han precedido en la fe en grado heroico. Buscar la chispa de humor incluso en algo tan serio como las vidas de los santos es señal de buena salud espiritual.
El autor explica que, entre 1964 y 1999, Ediciones Sígueme publicó la agenda bíblico-litúrgica Phase. Durante siete de esos años, se hicieron “minihagiografías” que daban qué pensar. Las redactaron Joaquín Gomis y el autor de este Santoral.
“Si hubiera que hablar de un ecosistema cristiano –dice la editorial al presentar el libro–, en él descollarían todos esos hombres y mujeres, niños y jóvenes, adultos y ancianos que han expresado con su vida (y en muchos casos con su muerte) los valores más positivos y universales de la herencia de Jesús de Nazaret”.
“Reunir en una obra a estas figuras ejemplares ha sido una constante a lo largo de los siglos –añade–. Sin embargo, y en contra de lo que pueda pensarse, los santorales no tanto han pretendido justificar la religión cristiana como hacer memoria de los caminos y las actitudes que conducen a una vida feliz y plena”.
“Así, cuando uno se mira en esos rostros que van desfilando a lo largo del año recibe como reflejo aquello que hay de bueno en el corazón humano y hasta la cifra que permite vivir el futuro con sentido y esperanza, a pesar de las derrotas y fracasos cotidianos”, señala.
Tan famoso se hizo el autor por estas minibiografías santas que “no son pocos –afirma- los que cuando llega la fiesta de un santo, me llaman para pedirme información sobre él. Y yo, realmente feliz de poder darles buenas noticias. Al publicarlas ahora juntas, los amigos no van a tener que ir guardándolas cada semana en una carpeta”.
El autor dice que no escribe para personas “mayores” (no se trata de edad sino de aquellos viejos de corazón que sólo saben de cálculos) ni “hechólogos” (aquellos que sólo quieren hechos, como si hubiera algo que no fuera un hecho).
Afirma que escribe “para amigos, niños y poetas” porque, subraya, citando a Joan Maragall: “Por más que se ría la gente, lo cierto es que a la corta o a la larga lo poetas son los que mueven el mundo”.
Alegría, poesía, luz para el caminar, tienen estas vidas resumidas a lo esencial de quienes nos precedieron en la fe dejando rastro con su vida heroica.
El Santoral de Sans Vila propone para el 31 de diciembre las vidas de los santos Silvestre papa, Melania, romana del siglo IV, Alain de Solminihac, siglo XVI-XVII, beatificado por Juan Pablo II en 1981, obispo de Cahors, Francia, y Zótico, sacerdote romano del siglo V trasladado a Constantinopla, que se ganó el título de “defensor de la fe” en tiempos del arriano emperador Constancio.
Se puede ser santo en todas las épocas, todas las edades y todos los estados. Pero el autor rinde homenaje al santo anónimo, al que no sabe que lo es, con una deliciosa poesía de José María Valverde, de la que transcribimos la primera y última estrofa: “Sobre su nombre y nacimiento/hasta el día de hoy no están/las historias de acuerdo: fue/desconocido y vulgar/.
Murió, y despertó asombrado/al encontrarse santo allá:/riega milagros pequeños/que a nadie dan nada que hablar”.
Y acaba este Santoral con una propuesta de oración de fin de año, breve y enjundiosa como todas las 863 páginas de este libro: “Por todo lo que ha sido, gracias/A todo lo que ha de ser, sí”.
Por Nieves San Martín