LIMA, lunes 13 febrero 2012 (ZENIT.org).- Llegó la “Marcha por el Agua” a Lima y felizmente de forma pacífica. Fueron cientos los manifestantes que caminaron por nueve días desde los poblados de Cajamarca, departamento ubicado en el norcentro del Perú a 870 kilómetros de la capital, quienes quisieron exponer personalmente a las autoridades los efectos de la actividad de algunas industrias mineras en el agua, y el impacto que esto tiene en las poblaciones.
A su llegada a Lima, informaron medios peruanos, tenían previsto entregar en el Congreso de la República una iniciativa legal que impida la actividad minera en cabeceras de cuenca y glaciales. Algunos analistas y actores directos en esta cuestión advirtieron la necesidad de contar con una política nacional sobre el uso y el tratamiento de las aguas.
A este respecto, el presidente del departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Pedro Barreto SJ, destacó que la Gran Marcha Nacional del Agua “es el reconocimiento y la sensibilidad que la sociedad civil tiene sobre el agua, uno de los elementos que el hombre con todo su desarrollo no puede crear”, según informó el Celam.
Barreto, quien es también arzobispo de Huancayo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana, recordó que el uso del agua por las empresas mineras, produce la contaminación del recurso hídrico afectando a la salud y a la vida de la población. «No se debe permitir la irresponsabilidad de las empresas mineras», dijo. «Hay que seguir avanzando para lograr una actividad minera con una agricultura adecuada y para lograrlo será siempre importante una vigilancia cívica responsable», afirmó.
Según informa el Celam, la marcha contó con una Misión de Observadores internacionales y peruanos, liderada por Pedro Arrojo, doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza, España, y actualmente profesor emérito del Departamento de Análisis Económico de esta misma universidad. Esta misión informará sobre el desarrollo de la Marcha y observará de manera independiente y objetiva las causas que motivan los múltiples conflictos en Perú relacionados con la gestión de aguas, ríos, lagos y acuíferos en muchas comunidades.