ROMA, miércoles 11 febrero 2012 (ZENIT.org).- Se sabe que al arzobispo Claudio María Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales le gusta hablar en español, ya que le guarda un afecto especial a América Latina, donde trabajó por mucho años. Pero hablar con él es compartir también el punto de vista de quien acompaña al papa en su reflexión sobre los nuevos espacios mediáticos, lo que incluye modelar una nueva relación con la opinión pública.
ZENIT pudo conversar con él en el marco de una mesa redonda a la que asistió, organizada este martes por la Embajada de España ante la Santa Sede, para analizar los resultados y la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid.
Sobre los últimos acontecimientos, parece que hay un cambio de actitud en las respuestas informativas del Vaticano, ¿no?
–Mons. Celli: Creo que los últimos acontecimientos nos han puesto a los de la Santa Sede en la obligación de reflexionar sobre lo que significa hoy en día comunicar. Si se ve todo el tema angustioso y doloroso de la pedofilia, la Santa Sede ha tomado una postura de transparencia porque consideramos que no se resuelven los problemas escondiéndolos. La Santa Sede, frente a estos acontecimientos, quiere mostrar su deseo de dialogar correctamente con los periodistas, la prensa y la opinión pública.
El papa está muy atento a esto. Cuando se creó el canal de Youtube del Vaticano, él dijo que quería estar donde los hombres de hoy están… Y muy pronto abriremos un canal de Twitter porque el papa quiere que ciertos mensajes y valores que son típicos de la Iglesia puedan resonar en el contexto que hoy es típico en el campo mediático. Hay un deseo de estar, dialogar, de abrirse en una comunicación franca, honrada y serena con el mundo de hoy.
Un tema reciente fue el de las finanzas. ¿También hay presión por la transparencia?
–Mons. Celli: Me parece que el camino que la Santa Sede ha abierto es de gran respeto y apertura. Los periodistas y la opinión pública nos ayudan porque cuando se establece un diálogo entre las partes que viven en este mundo, nos ayudamos recíprocamente. También tenemos que caminar en este sentido y progresar.
Usted ha dicho que no entiende cómo los periodistas creyentes hablan mal de la Iglesia sin llorar…
–Mons. Celli: Cuando hablo mal de mi madre, no lo hago sonriendo, sino llorando. No significa que no deba decir ciertas cosas, hay una corresponsabilidad. Un periodista profundo y agudo ayuda a la Iglesia, nos ayuda a nosotros –hombres de Iglesia–, a cambiar, a reflexionar, a ver qué podemos hacer para que esta realidad eclesial sea más comunitaria, de más comunión, más profunda para el Señor y para los hombres de hoy.
Esto tiene relación con el tema de la Jornada mundial de las comunicaciones de este año…
–Mons. Celli: Como ha visto, el papa ha puesto el tema del silencio como parte integrante de la comunicación, pero no como algo negativo. Debemos profundizar en esto porque en una relación entre hombres, debo callarme para escuchar al otro, para que el otro, con lo que me dice, resuene en mi corazón. No es solamente un monólogo, es un diálogo y este exige que se alterne silencio y palabra, palabra y silencio.
Por José Antonio Varela Vidal