MADRID, lunes 27 febrero 2012 (ZENIT.org).- El próximo domingo 4 de marzo, la Iglesia en España celebra el Día de Hispanoamérica. Con este motivo, la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias ha hecho público un mensaje con el título “Comprometidos con América en la nueva evangelización”.
El Día de Hispanoamérica, afirman los obispos en su mensaje, “es una valiosísima y oportuna cita anual, tradicionalmente incorporada en el calendario de la Iglesia católica en España, desde el año 1959, para actualizar y fortalecer los vínculos de comunión y colaboración con la Iglesia en Hispanoamérica y la solidaridad entre sus pueblos y naciones”.
El mensaje recuerda que “un factor decisivo para potenciar dicha comunión y colaboración ha sido la corriente de misioneros españoles –sacerdotes y laicos enviados por sus respectivas diócesis, o religiosos y religiosas de las más diversas comunidades– que, desde hace más de un siglo hasta hoy, han revitalizado aquella vocación misionera que estuvo en los orígenes del Nuevo Mundo y se han incorporado al trabajo pastoral de las más diversas Iglesias locales en el ‘continente de la esperanza’, al servicio del Pueblo de Dios”.
“¡Cómo no rendir homenaje de gratitud –subraya- a los actualmente 354 sacerdotes diocesanos españoles acogidos a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) de la Conferencia Episcopal Española, y que están repartidos en los más diversos países latinoamericanos, al servicio de las Iglesias particulares de América más necesitadas y con mayor escasez de personal eclesiástico! Y esa gratitud abraza también a otros tantos sacerdotes diocesanos misioneros, a todos los religiosos y religiosas, a los laicos misioneros y a los miembros de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, todos ellos españoles de origen e hispanoamericanos por vocación, opción y adopción”.
Afirma el mensaje que hoy día, “la Iglesia en España y la Iglesia en América asumen, de algún modo, similares desafíos. Su riquísima tradición católica –que está en las raíces de sus pueblos, que ha animado secularmente la vida de sus gentes, que ha dado expresión a sus más altas creaciones culturales– corre el riesgo de una gradual erosión. La secularización avanza por doquier. No faltan hostilidades contra la presencia de la Iglesia y su mensaje. La corriente hedonista y relativista de la sociedad del consumo y del espectáculo tiende a desplazar y desarraigar la cultura cristiana de los pueblos. La traditio de la fe se ha vuelto ardua tarea. Ya no basta con apelar a las raíces cristianas y declamar retóricamente sobre su magnífica tradición”.
Por ello, señala el mensaje, “se necesita actualizar, reformular y revitalizar la tradición católica, arraigándola más profundamente en el corazón de las personas, en la vida de las familias y en la cultura de los pueblos, para que resplandezca como belleza de la verdad, promesa de felicidad y novedad de vida más humana para todos. ¡Se necesita, sí, una nueva evangelización! ¡Se necesita tanto en Europa como en América! Bajo esa luz, se propone con acierto el lema del próximo “Día de Hispanoamérica”, 4 de marzo de 2012: ‘Comprometidos con América en la Nueva Evangelización’”.
Afirma el mensaje que “Hispanoamérica debe a España, ante todo, lo que es su más rico tesoro: el patrimonio de la tradición católica comunicada, inculturada y arraigada en las tierras buenas del Nuevo Mundo”.
El hecho de que “aproximadamente el 80% de los latinoamericanos, recuerda el mensaje, sean todavía hoy bautizados en la Iglesia católica, y de que esta, la Iglesia católica, continúe siendo una de las instituciones que suscita la mayor confianza y credibilidad en sus pueblos es signo y fruto de la fecundidad de aquella primera evangelización, de la profunda inculturación de la fe en la vida de aquellos pueblos, y del enraizamiento secular del cristianismo; y ello, a pesar de compromisos mundanos, descuidos y defi ciencias en la evangelización, y un muchas veces insuficiente cuidado pastoral y catequético, agravado por la escasez de sacerdotes para atender a muchas comunidades cristianas”.
Ese patrimonio, subraya el mensaje, se manifiesta en la fe de tantos fieles y en la “rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos”, según afirmó Benedicto XVI, en su discurso inaugural de la Conferencia de Aparecida.
Ese patrimonio, como indican los obispos en Aparecida, se expresa también “en la caridad que anima por doquier gestos, obras y caminos de solidaridad con los más necesitados y desamparados […], en la conciencia de la dignidad de la persona, la sabiduría ante la vida, la pasión por la justicia, la esperanza contra toda esperanza y la alegría de vivir aun en condiciones muy difíciles que mueven el corazón de nuestras gentes”. Por eso, el episcopado latinoamericano en Aparecida pudo afirmar con buenas razones que la tradición católica es un “cimiento fundamental” de la identidad, unidad y originalidad de América Latina”.
Según el mensaje, “la independencia de los países latinoamericanos, que legítimamente se conmemora y se celebra en su bicentenario, si bien trajo consigo algunas décadas de enfrentamientos y desencuentros, de ningún modo fue ruptura con toda la riqueza que España aportó, como lengua, cultura y religión. Ya desde mediados del siglo XIX, esos vínculos fueron reforzados por la masiva inmigración española y portuguesa a tierras americanas. Desde entonces, han ido creciendo, a ritmos desiguales según las diversas circunstancias, los lazos políticos, económicos y culturales entre España y América Latina. Sus destinos están indisolublemente unidos. Por eso, se sigue necesitando fortalecer la cooperación espiritual, personal y económica entre las Iglesias de Latinoamérica y España. Para ello son precisos los vínculos sociales de solidaridad, los intercambios culturales y la intensifi cación de la comunión y colaboración entre sus Iglesias; es decir, todo aquello que sirva para propagar y apoyar la transmisión de la fe, como reto principal de la ‘Nueva Evangelización’”.
El mensaje constata que los llamamientos a una “Nueva Evangelización” han sido después muy frecuentes, tanto por el papa Juan Pablo II, como por Benedicto XVI, dirigidos especialmente a Europa y América.
El mensaje expresa una invitación, “especialmente dirigida a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos españoles que trabajan como misioneros en América y son manifestación fecunda de la solicitud apostólica universal de la Iglesia en España. Que no falte la oración del Pueblo de Dios en todas las diócesis españolas en esta Jornada misionera, para que la Providencia divina suscite nuevas vocaciones misioneras para comprometerse con la ‘Nueva Evangelización’ en América Latina, en la certeza de que este compromiso es la más genuina expresión de la catolicidad y de la identidad misionera de cada Iglesia local, aunque aquí y allá las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada escaseen”.
Y sugiere una recomendaciones a la Iglesia de Dios en España para fortalecer el compromiso misionero de la “Nueva Evangelización”: abrir el corazón a las familias y comunidades de latinoamericanos inmigrantes asentadas en España; agradecer el precioso servicio que están prestando (y que puede extenderse más aún) universidades y centros superiores de Teología que, en España, acogen a sacerdotes provenientes de América Latina para la ampliación de sus estudios; reconocer y acoger a los sacerdotes provenientes de países latinoamericanos que, con el consentimiento de sus respectivos obispos, prestan sus servicios pastorales en diócesis españolas; renovar la memoria agradecida del maravilloso espectáculo de santidad y comunión eclesial vivido durante la Jornada Mun
dial de la Juventud en Madrid.
Y concluye el mensaje con un recuerdo de la JMJ de Madrid: “Aquellos admirables dos millones de jóvenes son un signo de esperanza para la traditio cristiana y la multiplicación de nuevos discípulos, testigos y misioneros de Cristo, y a la vez, un enorme y apasionante reto. A Madrid llegaron en esa ocasión muchas decenas de miles de jóvenes latinoamericanos, que se sintieron como en casa y retornaron con una renovada implicación en la Nueva Evangelización. Ahora toca entregarles el testigo y seguir el camino iniciado, en peregrinación espiritual, educativa y misionera, hacia la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará en julio de 2013 en Río de Janeiro. Estas son también realidades que expresan esa Nueva Evangelización como compromiso común entre España y América”.