Por José Antonio Varela Vidal
ROMA, lunes 27 agosto 2012 (ZENIT.org) – Faltan pocas semanas para que el papa Benedicto XVI inaugure la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización. Algunos esperan con expectativa, otros con recelo, las sugerencias novedosas –y urgentes–, que plantearán los padres sinodales al terminar la cita.
Y mucho de lo que se viene conociendo sobre el tema, pasado el umbral del siglo XXI, es gracias a las redes digitales. Estas han permitido a los ‘nativos y migrantes digitales’, acceder a una amplia información e interactuar con lugares y personas inalcanzables años atrás. Todo esto ha cambiado el clásico esquema de la comunicación, donde hoy el receptor tiene las herramientas suficientes para ser un emisor, si es que no se convierte él mismo en el mensaje, ya sea con sus ‘post’, ‘tweets’ o fotografías…
A fin de hablar sobre los nuevos desafíos, ZENIT entrevistó esta vez al padre Silvio Sassi, superior general de laSociedad de San Pablo, conocidos como los paulinos. Fundados por el beato italiano Santiago Alberione casi un siglo atrás, propios y extraños reconocen en esta congregación a unos auténticos “pioneros” en el uso de los medios de comunicación masivos, con el fin de humanizar y evangelizar a los hombres y mujeres de hoy.
¿Cómo recibió su congregación, la llamada del papa a la Nueva Evangelización?
–Padre Sassi: Ciertamente, para la Sociedad de San Pablo el tema de la nueva evangelización no es algo que nos sorprenda; porque ya en los inicios de la congregación en 1914, nuestro fundador el beato Santiago Alberione, quería hacer algo nuevo en la Iglesia para la evangelización. Tomando en cuenta que al inicio del siglo XX las masas se alejaban poco a poco de la Iglesia, su preocupación era llevar el evangelio no quedándose en la iglesia para esperar a las personas, sino ir directamente donde vivía la gente. No es de extrañar que en sus escritos de 1926, el fundador habla de la necesidad de una «nueva, extensa y profunda evangelización». En consecuencia, «nueva evangelización» no es un término que para nosotros los paulinos sea desconocido, ya que es la razón del nacimiento de nuestro carisma.
¿Tienen también claridad sobre qué hincapié hacer en el mensaje, dirigido a la gente de hoy?
–Padre Sassi: En el documento de Puebla (1979) el episcopado latinoamericano afirma que: «La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación». Hoy en día, para profundizar en esta certeza se deben tener en cuenta todos los elementos de la comunicación, no solamente el mensaje, que es una parte de este proceso. A veces se tiene la impresión de que cuando se dice que el mensaje es siempre el mismo: «Cristo ayer, hoy y siempre», se quiere justamente reafirmar algo inmutable en los contenidos de la fe. Sin embargo, también hay que preocuparse por las personas a las que se les propone este contenido, las cuales cambian con el tiempo. Yo creo que como Iglesia debemos preocuparnos acerca de los significados que las personas a las que queremos alcanzar –especialmente los llamados «alejados»–, dan al mensaje como tal.
¿Y cómo hacerlo sobre todo en Europa?
–Padre Sassi: En Europa occidental ha cambiado la forma de vida, que de alguna manera apoyaba también el estilo de evangelización. Era fácil suponer que los valores cristianos eran también los valores humanos de la sociedad civil. Desde hace mucho tiempo nos encontramos en un proceso de autonomía de las personas y de la sociedad frente a los valores cristianos. Creo que uno de los propósitos de la nueva evangelización sea un entendimiento común sobre las palabras de la propuesta de fe. San Pablo en su predicación sabe ser «progresivo», sin querer decir todo de una vez: «No les he dicho todo aún, me dirijo a ustedes como se hace con los niños».
¿Es decir?
–P. Sassi: No podemos imaginar la evangelización ya inmediatamente, en el momento pleno de su anuncio cuando es completa y explícita: dogma, moral y culto. Hay un proceso de preparación o pre-evangelización, que quizás necesita un encuentro preliminar de significados, para ponerse de acuerdo sobre los valores humanos que puedan desembocar en la fe. El beato Santiago Alberione ha resumido la estrategia de una pre-evangelización a través de los medios de comunicación, inspirándose en san Pablo, diciendo: «No es necesario hablar solo de fe, sino de todo cristianamente».
¿Cuáles son las características de los religiosos que se necesitan hoy para la nueva evangelización?
–Padre Sassi: Me limitaré a mencionar los religiosos que sirven a tiempo completo en los medios de comunicación para evangelizar. También para el testimonio de la fe con la comunicación, se debe ser coherente: no se puede ser unos «actores» en la evangelización. Las personas que entran en contacto con nuestros «productos de comunicación», advierten de lo que estamos hablando y cómo les estamos hablando. El público se da cuenta inmediatamente si un producto de comunicación es el resultado de actores mercenarios o de testigos que están extrayendo de su experiencia lo que le proponen a los demás. Creo que la mejor definición del testimonio cristiano en la comunicación sea la que nos dejó el beato Alberione, cuando al dar origen a una congregación para la industria editorial, explicaba la derivación latina de la obra, del «editare»: salir fuera de sí para darle al otro. No es un comercio de ideas ni de cosas sagradas, sino la «narración» de lo que se vive.
Estamos celebrando el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II. ¿Cómo ha vivido su congregación estos años de postconcilio?
–Padre Sassi: Nuestro fundador participó en el Concilio Vaticano II. Cuando al final de 1963 se aprobó el decreto conciliar sobre los medios de comunicación social (Inter Mirifica), el padre Alberione escribe un comentario emotivo porque ve la aprobación conciliar de una forma de evangelización que él, guiado del Espíritu y con la aprobación explícita de la Iglesia, había comenzado en 1914. La alegría del fundador, después de tantos años, también se puede explicar por el hecho de que no encontraba apoyo para lograr la aceptación de la idea, de que una congregación clerical no trabajase para el ministerio parroquial, sino que ejercitara su sacerdocio «con la comunicación». La providencia quiso que las dudas fueran superadas gracias a la intervención directa de los papas.
¿Por lo tanto…?
–Padre Sassi: Nosotros, recogiendo el legado del fundador, tenemos como apoyo el hecho de que en la Iglesia existe una mentalidad dominante, de que hay que poner también la comunicación al servicio de la evangelización. Por otro lado, nos sentimos inspirados por el ejemplo del beato Alberione de ser «pioneros» en esta misión, a sabiendas de que la comunicación está en constante cambio, especialmente con el estímulo de la comunicación digital.
¿Cómo va el desarrollo de su congregación?
–Padre Sassi: Hablando de los miembros de la Congregación, actualmente somos 970, de los cuales 546 sacerdotes y 230 hermanos perpetuos a los que hay que añadir los profesos temporales. A nivel numérico, señalamos algunos fenómenos que son iguales, casi, para todas las congregaciones. La congregación no vive en un estado de pánico diciendo que somos pocos o que somos muchos. Somos los que el Señor quiere para su misión. Operamos en 34 países y existe el compromiso de nuevas presencias: Bolivia, Uruguay, Paraguay, Angola, Cuba, Nueva Zelanda, naciones de habla inglesa en África, entre otros. ¡La misión mantiene joven el carisma!
¿Cuál sería su mensaje para los lectores de ZENIT, ante los desafíos de la nueva evangeliza
ción?
–Padre Sassi: Debido a que el futuro de la comunicación es la ‘red’, necesitamos escuchar, como dirigida a toda la Iglesia, la misma invitación que el macedonio hace en sueños a Pablo: «Ven donde nosotros a Macedonia». Si no es la ‘red’ la que formula esta petición, debe ser la creatividad de la fe misionera de la Iglesia la llamada a imaginarla.