Tras concluir la última audiencia de Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro, el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, monseñor Joan-Enric Vives, saludó en la Sala Clementina a Benedicto XVI, en representación de su país.
Urgell es una diócesis de la Iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Tarragona, España. Tiene una población de menos de 200.000 habitantes mayoritariamente católica.
Desde 1278, los obispos de Urgell son también copríncipes de Andorra, o sea tienen un mandato temporal en el país fronterizo con España.
El embajador del Principado de Andorra ante la Santa Sede, Jaume Serra viajó también a Roma para este histórico evento.
ZENIT encontró al arzobispo de Urgel y copríncipe de Andorra, y le preguntó qué sucedió en la Sala Clementina.
¿Cómo encontró al santo padre?
–Mons. Joan-Enric Vives: Le he encontrado muy tranquilo y muy feliz después de la audiencia. Venía con cara de un cierto cansancio por la edad, pero con paz, paz interior y la irradia. Es la paz de quien es fiel a su conciencia, que ha encontrado la voluntad de Dios, después de reflexionar, de pedir luz, de discernir.
O sea con gran paz…
–Mons. Joan-Enric Vives: No estaba tenso, no estaba nervioso, no tenía prisa. De todas maneras ha tenido tiempo para todos nosotros. Veo que todos los jefes de estado anteriores a los que recibió antes y después de mi nos permitió alargarnos un poco.
¿Y que le ha dicho el papa?
–Mons. Joan-Enric Vives:Hemos tenido tiempo para expresarle algunos pensamientos. No estaba pendiente vaya a saber de qué cosa, sino de la persona que tenía delante, de tal país. En concreto me ha dicho: llevo Andorra en el corazón y a Cataluña y España en el corazón”.
¿Benedicto XVI ya le conocía?
— Mons. Joan-Enric Vives: El papa ya me conoce, él me ha nombrado a mí arzobispo ‘ad personam’, y también porque durante su pontificado ha habido una estrecha relación con la Secretaría de Estado. Se ha firmado un acuerdo, un concordato entre la Santa Sede y el principado de Andorra.
Y esto que se ha hecho durante su pontificado ha sido muy importante para Andorra, porque de alguna manera dio una estabilidad jurídica, si bien esta existía con la Constitución de 1993. Y al mismo tiempo la Santa Sede se compromete con este tratado internacional, a respetar que el obispo de Urgell pueda ser siempre el copríncipe de Andorra.
¿Qué más hablaron con su santidad?
–Mons. Joan-Enric Vives: También le he agradecido por su valentía y su fe, por los documentos que nos ha dado, Deus Caritas Est, Spes Salvi, Caritas in Veritate, y el escuchaba atentamente.
Le indiqué que muchas personas se encomendaban a sus oraciones, y me dijo ‘rezaré por ustedes’. Añadí que nos ha dado un gran ejemplo de valentía y fidelidad a la voz de Dios.
Le he tomado las manos todo el rato y él las mías. El camina poco a poco con su bastón, bien pero con su bastón.
¿Quién más estaba en la audiencia en la Clementina?
–Mons. Joan-Enric Vives: El papa recibió al alcalde de la ciudad de Roma, Gianni Alemanno; al presidente de la República Eslovaca, Ivan Gašparovič; a los capitanes regentes de la República de San Maríno, Teodoro Lonfernini y Denise Bronzetti y al presidente del Estado libre de Baviera, Horst Seehofer y su consorte que llevaron un hermoso ramo de flores y conversaron en bávaro. Y después estuve yo, y se acordaba del copríncipe.
¿Qué le ha tocado especialmente hoy en la audiencia?
–Mons. Joan-Enric Vives: El papa es una persona que se le ve es un hombre de Dios. Y en su catequesis nos ha enseñado que antes que hablar sobre Dios o de Dios, hay que hablarle a Dios.
Y lo que me ha conmovido hoy en la audiencia general es que es una persona que tiene una íntima amistad con Jesús. Ya lo sabíamos porque lo esperamos de todo obispo, sacerdote o creyente y más de un papa. Pero lo ha dicho hablando con mucha sinceridad del Señor Jesús, que va en la barca con nosotros, que no debemos tener miedo, que Jesús dará un buen sucesor a su Iglesia, y confianza como un niño en los brazos de su padre. Creo que lo irradia.
¿Y al concluir?
–Mons. Joan-Enric Vives: He saludado también al cardenal Bertone, y agradecido a todos los que en la Curia Romana trabajan con tanta celeridad y prontitud para servir al santo padre. Y que si no todas son historias de venganza y no se qué… cuando en realidad hay unos colaboradores magníficos. Yo también quise decirlo como servidor, que detrás de una persona como el santo padre hay gente que no aparece y que son muy buenos colaboradores.