Dossier: Los ocho años de Benedicto XVI (VI)

Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las obras de caridad

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Si el Obispo de Roma tiene un corazón como el del Buen Pastor, es lógico que la compasión de Jesús sea replicada fielmente por su más alto representante sobre la tierra. Tal como lo ha dicho Benedicto XVI en la Audiencia General de despedida: “todos le pertenecen al papa”.

El pontificado que termina ha tenido muchas obras de caridad ejercidas por el santo padre, las cuales serán reseñadas en parte mediante este nuevo artículo. Pero sobre todo, fueron ocho años guiados por una visión más profunda de la caridad, que lo dejó ver desde su primera encíclica Deus Caritas est.

Dejemos que él mismo nos lo explique a través de un artículo que publicó en la revista italiana Famiglia Cristiana en febrero de 2006:Dios no solo nos ha ofrecido el amor, ante todo lo ha vivido primero y toca a la puerta de nuestro corazón en muchos modos para suscitar nuestra respuesta de amor (..)  Si, en cambio, la amistad con Dios se convierte para nosotros en algo cada vez más importante y decisivo, entonces comenzaremos a amar a aquellos a quienes Dios ama y que tienen necesidad de nosotros”.

Con tal combinación –Cristo y el hombre amando sin reservas–, el necesitado puede alcanzar un auténtico desarrollo integral, dado que la ayuda que recibe no solo es material sino también espiritual. Ya lo ponía el santo padre en su Mensaje para la Cuaresma de 2013: “La fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella”.

La caridad del papa

Desde tal inspiración evangélica, el santo padre ayudó muchísimo a las personas de modo material y espiritual durante estos años. Son innumerables los pedidos atendidos por sus colaboradores, quienes por encargo de él aprobaron proyectos, respondieron a llamadas de auxilio y metieron en sobres algún dinero que al menos saciaría el hambre de una familia por una semana…

Algunos de los entes a través de los cuales se canaliza la caridad del papa son las fundaciones “Populorum Progressio” y “Juan Pablo II para el Sahel” africano, que junto a Caritas Internationalis (administradora de muchísima ayuda papal), están bajo la solícita atención del Consejo Pontificio “Cor Unum”.

Otras oficinas que distribuyen las ayudas papales son la Limosnería Apostólica y el Óbolo de San Pedro, tan amado este último por el pueblo católico, que cada año se vuelca en entregar su colaboración en la solemnidad de San Pedro y San Pablo.

Hay fundaciones e iniciativas más específicas a través de las cuales el papa Benedicto XVI hizo llegar sus gestos de caridad en estos años, como aquellas que promueven la investigación y el estudio teológico, tan importantes para el desarrollo humano integral.

Lo que hiciste a uno de estos pequeños” (Mt. 25,40)

Si bien se conoce que el corazón del papa late en especial por las desesperantes carencias del África, las obras caritativas se han extendido por el mundo entero. Allí están las respuestas inmediatas ante las calamidades naturales o humanas, tales como inundaciones, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas, sequías, terremotos, incendios, guerras y hambrunas; todos ocurridos en el mundo entero, aún en medio de poblaciones que profesan diferentes credos.

En este caso, se sabe que solo mediante “Cor Unum”, en estos ocho años el papa ha enviado ayuda a 31 países, que ascendió a cerca de dieciséis millones de dólares estadounidenses.

La ayuda pontificia llegó también a través de las fundaciones “Populorum Progressio” y “Juan Pablo II para el Sahel”. En el caso de la primera –que está dirigida al desarrollo de proyectos en las comunidades indígenas y campesinas de América Latina y el Caribe–, la suma alcanzó los quince millones y medio de dólares en veinte países.

Gracias a la segunda fundación –creada también por el hoy papa beato–, nueve países de extrema pobreza del África, ubicados entreel desierto del Sahara en el norte y la sabana sudanesa en el sur, recibieron ayuda del actual papa por casi diecisiete millones de dólares.

El dicasterio vaticano también canaliza los “Dones del santo padre”, que consisten en la aprobación de proyectos de promoción humana integral presentados por otras Iglesias locales. En estos años de papado se distribuyeron cerca de 18 millones de dólares entre 45 países.

El óbolo de la viuda

Son muy conocidas las campañas diocesanas y parroquiales que promueven por décadas el “Óbolo de San Pedro”, aquella colecta parroquial y pública que recoge entre los fieles e instituciones, toda la ayuda posible para que el papa haga la caridad a favor de los más necesitados.

Esta colecta anual, que se realiza en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo –o el Día del Papa–, como se llama en algunos países, no se reduce a la simple recolección, sino busca acercar a los fieles a la figura del vicario de Cristo en la tierra, a su magisterio, sus viajes, su caridad…

Hay iniciativas loables a este respecto en algunas diócesis, donde la colecta está unida a actividades culturales, publicaciones, ceremonias liturgicas, movilizaciones. También se ha sabido de concursos entre los colegios, en pos de que los niños y jóvenes compartan desde pequeños las preocupaciones del papa por el mundo.

Se guarda en reserva el destino de lo que se recolecta, pues una parte va a diferentes obras pontificias de sostenimiento espiritual y material, aún en lugares donde no está permitido; mientras otra parte se utiliza para el funcionamiento de las estructuras administrativas que organizan toda la caridad del papa.

Es satisfactorio saber que durante siete años de su pontificado, el mundo entero –católico y no–, le ha hecho llegar al santo padre una suma cercana a los 540 millones de dólares para que atienda a sus pobres.

La limosna del Obispo de Roma

Otro canal mediante el cual se distribuye la caridad del papa es la Elemosineria Apostolica –o Limosnería Apostólica–, que capta muchos fondos a través de las conocidas y apreciadas “Bendiciones papales”, las cuales son solicitadas y conservadas con mucho fervor por familias, parroquias y demás personas que, por ejemplo, cumplen un aniversario.

Como se lee en su ideario, la Limosnería Apostólica está entre los entes más antiguos de la curia romana. Es vista como muy cercana a la figura del sumo pontífice, ya que a través de esta ejerce también él mismo la caridad, especialmente en la ciudad de Roma, su diócesis.

Con las sumas recibidas a modo de limosna, en gran parte gracias a los pergaminos distribuidos con la bendición papal, esta oficina canaliza las respuestas a cerca de siete mil cartas anuales que llegan con pedidos de ayuda, sean de personas o entidades.

Si bien la mayor cantidad de cartas provienen de la Diócesis de Roma, también aumenta el número que llega de otras diócesis italianas y de países del Este europeo y del Medio Oriente.

Según informa la misma Limosnería, no son pocos los casos verdaderamente dramáticos a nivel material y moral en la ciudad, caracterizados sobretodo por la desocupación, la fragmentación de las familias, los inmigrantes y los refugiados políticos, la falta de acceso a la salud y la vivienda.

Otra parte de la contribución llega a los más necesitados a través de la ayuda que brinda el santo padre a los comedores populares de Roma, Caritas parroquiales, encarcelados, monasterios de clausura, orfelinatos, a los ciegos, por no decir más…

Dos obras sociales a destacar, y que se sostienen de la caridad del papa son el Dispensario Pediátrico Vaticano, que es administrado por las Religiosas Vicentinas; y una cooperativa social que opera en un local cedido por el Vaticano en Roma, a fin de atender de manera discreta pero efectiva, a jóvenes madres solteras con sus recién nacidos.

No se puede
dejar de mencionar los continuos envíos que realizan al exterior las Religiosas de la Presentación de María, de todo tipo de ornamentos y vasos litúrgicos. Esto como respuesta caritativa del papa a los pedidos de obispos y comunidades en tierras de misión, quienes a veces no tienen ni con qué celebrar la misa…

Los montos de las limosnas del papa no se conocen a ciencia cierta. Quizás por aquello de que “tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”; pero hemos sabido que solo en el año 2011, la Limosnería Apostólica mandó sobres a nombre de Benedicto XVI por un monto que bordeaba los novecientos mil euros.

Al terminar esta lectura, no es fácil preguntarse aún… ¿qué hace el papa con tanto dinero del Vaticano? ¡Qué va!

Para leer los anteriores artículos del Dossier:

– Las encíclicas: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-i.

– Los primeros viajes: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-ii.

– Los viajes intermedios: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iii.

– Los viajes finales:www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iv–2.

Los Sínodos: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-v.

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José Antonio Varela Vidal

Lima, 1967. Periodista colegiado con ejercicio de la profesión desde 1989. Titulado en periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, de Lima. Estudios complementarios en filosofía, teología, periodismo religioso, new media y en comunicación pastoral e intercultural-misionera; así como en pastoral urbana, doctrina social de la Iglesia y comunicación institucional y estratégica, desarrollados indistintamente en Lima, Quito, Bogotá, Roma, Miami, y Washington DC. Ex jefe de oficinas de comunicación institucional en el sector público y eclesial. Asimismo, fue gerente de televisión de un canal y director de dos revistas impresas. Es articulista en publicaciones católicas de su país y del extranjero, entre ellas zenit. Actualmente colabora con los padres palotinos, presentes en el Perú desde el 2014.

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