La audiencia general de esta mañana del santo padre ha contado con una presencia especial. Junto a la cátedra papal se ha colocado una figura de Nuestra Señora de Luján, la Virgen patrona de Argentina, de la que se celebra hoy su fiesta litúrgica. De esta forma, han asegurado fuentes vaticanas, el pontífice que es muy devoto de la Virgen patrona de su país, se ha podido sentir más cerca de los millones de compatriotas que en estos días peregrinan a este santuario mariano argentino.
Antes de comenzar la audiencia y tras recorrer la plaza de San Pedro saludando a los fieles desde el papamóvil, el santo padre se ha acercado a la imagen de la Virgen de Luján para hacer una ofrenda floral y dedicar unos instante de oración ante la Virgen.
En la catequesis de hoy, Francisco ha reflexionado sobre el Espíritu Santo en la vida del cristiano. Ha comenzado preguntado «¿quién en el Espíritu Santo?» y ha explicado que » Él es verdaderamente Dios como lo son el Padre y el Hijo, objeto, por nuestra parte, del mismo acto de adoración y de glorificación que dirigimos al Padre y al Hijo». También ha dicho que es » la fuente inagotable de la vida de Dios en nosotros». Sobre el hombre ha matizado que es «como un viajero que, atravesando los desiertos de la vida, tiene sed de un agua viva, efusiva y fresca, capaz de saciar profundamente su deseo profundo de luz, de amor, de belleza y de paz» y ha añadido que es Jesús el que da el agua viva «Yo he venido para que tengáis vida y vida en abundancia». Y precisamente esta idea es la que ha recordado en su tuit de hoy: » Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia, dice Jesús. Esta la verdadera riqueza, no la riqueza material».
Ha recordado también que «el cristiano es una persona que piensa y actúa según Dios, según el Espíritu Santo» y ha invitado a los presentes a preguntarse «¿pensamos según Dios? ¿Actuamos según Dios? o ¿nos dejamos guiar por tantas otras cosas que no son precisamente Dios?»
Por eso, ha explicado que esta agua puede apagar nuestra sed definitivamente porque «el agua viva, el Espíritu Santo, Don del Resucitado que mora en nosotros, nos purifica, nos ilumina, nos renueva, nos transforma porque nos hace partícipes de la vida misma de Dios que es Amor». Además, «el Espíritu Santo nos introduce en la vida divina como ‘hijos en el Hijo Unigénito'».
Y es que el Espíritu Santo lleva al corazón del hombre un don precioso: «la vida misma de Dios, vida de verdaderos hijos, una relación de confidencia, de libertad y de confianza en el amor y en la misericordia de Dios, que tiene como efecto también una mirada nueva hacia los demás, cercanos y lejanos, vistos siempre como hermanos y hermanas en Jesús para respetar y amar», ha continuado el santo padre.
Francisco también ha explicado que «el Espíritu Santo nos enseña a mirar con los ojos de Cristo, a vivir la vida como la ha vivido Cristo, a comprender la vida como la ha comprendido Cristo» y es por eso que el agua que es el Espíritu Santo sacia nuestra vida, porque nos dice que somos amados por Dios como hijos, que podemos amar a Dios como sus hijos.
Para finalizar, el santo padre ha recordado que es el Espíritu el que nos dice que Dios nos ama y ha invitado a preguntarse «¿amamos verdaderamente a Dios y a los otros, como Jesús? Por eso ha exhortado a dejarse guiar por el Espíritu Santo y dejar que hable al corazón para que diga «Dios es amor», «Él siempre nos espera», «nos ama como verdadero papá», y por eso » escuchemos al Espíritu Santo y vayamos adelante por este camino del amor, de la misericordia y del perdón».
Al finalizar la catequesis, ha saludado a los peregrinos de lengua española con estas palabras: «Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a la Delegación del Estado de México, así como a los grupos venidos de España, Colombia, Venezuela y otros países latinoamericanos. En este día en el que se celebra Nuestra Señora de Luján, celestial Patrona de Argentina, un aplauso a la Virgen de Luján – más fuerte, no siento, más fuerte. En este día de la Virgen de Luján deseo hacer llegar a todos los hijos de esas queridas tierras argentinas mi sincero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones. Muchas gracias».
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