El santo padre Francisco ha recibido esta mañana a las 9.30 en el Aula Pablo VI a unas 800 religiosas de la Unión Internacional de las Superiores Generales que han estado reunidas en Roma del 3 al 7 de mayo en Asamblea plenaria.
El papa ha comenzado dándoles las gracias por "lo que hacéis para que la vida consagrada sea siempre una luz en el camino de la Iglesia". Además ha destacado que el tema que han tratado durante el Congreso - El servicio de la autoridad según el Evangelio - le parece particularmente importante por la tarea que se les ha encomendado. A continuación ha señalado tres puntos invitando a la reflexión comunitaria y personal sobre ellos.
En primer lugar les ha recordado que "la vocación es siempre una iniciativa de Dios". Seguir a Cristo en la vida consagrada significa, ha explicado el papa, "cumplir continuamente un 'éxodo'". Sobre este 'éxodo' ha matizado que es "ponerse en un camino de adoración y de servicio" y que éstas son dos actitudes que "no se pueden separar sino que deben ir siempre juntas". Invitando a vivir siempre "la centralidad de Cristo" que es "la identidad de la vida consagrada", el santo padre ha pedido a las religiosas que ayuden a sus comunidades a vivir este 'éxodo' sobre todo a través de los "tres pilares de vuestra existencia". Sobre la obediencia ha destacado que debe ser entendida "como escucha de la voluntad de Dios" aceptando que "pasa a través de las mediaciones humanas". De la pobreza ha señalado que es la "superación de todo egoísmo en la lógica del Evangelio que enseña a confiar en la Providencia de Dios" una pobreza que se aprende "tocando la carne de Cristo pobres, en los humildes, en los pobres, en los enfermos, en los niños". Del último pilar, la castidad, ha subrayado que es un "carisma precioso que alarga la libertad del don a Dios y a los otros, con la ternura, la misericordia, la cercanía de Cristo" y ha añadido que ésta debe ser una castidad fecunda, que "genere hijos espirituales en la Iglesia. ¡La consagrada es madre, debe ser madre y no solterona!"
El segundo elemento que el santo padre ha querido subrayar sobre el ejercicio de la autoridad ha sido el servicio, recordando que "no debemos olvidar nunca que el verdadero poder, a cualquier nivel, es el servicio, que tiene su vértice luminoso en la Cruz". Ha señalado también "el daño que causan al Pueblo de Dios los hombres y mujeres de Iglesia que son carreristas" que "usan al pueblo, la Iglesia, los hermanos y las hermanas como trampolín para los propios intereses y las ambiciones personales". La autoridad, ha aclarado el papa, hay que ejercitarla siempre "acompañando, comprendiendo, ayudando, amando".
Para finalizar, el papa ha hablado sobre la eclesialidad como "una de las dimensiones constitutivas de la vida consagrada" y que no es posible que "una consagrada y un consagrado no 'sientan' con la Iglesia". Así mismo les ha invitado a sentir la "responsabilidad que tenéis de cuidar la formación de vuestros Institutos en la sana doctrina de la Iglesia, en el amor a la Iglesia y en el espíritu eclesial".
Concluyendo, les ha agradecido de nuevo por su labor "no siempre fácil" señalando que "sin vosotras" a la Iglesia le faltaría "maternidad, afecto, ternura, intuición de Madre".