Médicos, filósofos, biólogos y sobre todo juristas, han firmado un nuevo e importante documento de bioética redactado sobre un caso internacional. Se trata de la Declaración de Guanajuato, escrito el 20 de abril en dicha ciudad mexicana por un grupo multidisciplinar y sucesivamente abierto a la firma de quienes quieran apoyar el contenido de la carta.
El documento es fruto del análisis de la sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos que el 28 de noviembre de 2012 condenó a Costa Rica por haber rechazado la fecundación artificial. En el pequeño país centroamericano, de hecho fue prohibido cualquier tipo de procreación in vitro. La sentencia de la Corte Suprema de Costa Rica del 15 de marzo de 2000 había declarado inconstitucional el decreto de reglamentación de la técnica, aprobando por lo tanto su prohibición.
El reciente proyecto de ley destinado a reintroducirla fue también rechazado por la asamblea legislativa en junio de 2011.
La apelación de algunas parejas contra el Estado llevó el caso delante de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, la cual condenó al país por haber prohibido la procreaciónin vitro. La declaración de Guanajuato analiza la sentencia evidenciando diversos aspectos de dudosa legitimidad sea desde el punto de vista científico que jurídico, levantando así el caso a la atención de la comunidad internacional. Además, justamente por causa de estos errores, los firmantes de la carta aseguran que su valor se limita a este caso concreto y no obliga al Estado.
“El término ‘concepción’ que figura en el artículo 4.1 de la Convención Americana de los Derechos del Hombre, se lee en la declaración, debería ser entendida en el mismo modo en que lo fue al firmarse en 1969, o sea como la unión de un óvulo y un espermatozoide. El argumento según el cual la implantación en el útero es lo que define la concepción es falso, la implantación termina el ciclo de la concepción, que entre otras cosas, permite diagnosticar el embarazo. La práctica de la fecundación en vitro demuestra que el desarrollo del embrión inicia con la fecundación.
En la pequeña república centroamericana, uno de los países más avanzados en el mundo por la tutela que brinda a los discapacitados y en donde el aborto también está prohibido, la sentencia de la Corte Interamericana ha despertado reacciones en la opinión pública.
El mismo procurador de la República, Ana Lorena Brenes, siguió defendiendo la tesis de la prohibición de la fecundación asistida: “El embrión tiene derecho a la vida y nos sorprende la condena que recibimos por haber protegido su existencia”.
El cotidiano costarricense, Extra, en su momento había condenado duramente las presiones ejercitadas en el país por la Corte Interamericana para que se procediera a introducir dichas técnicas, a lo que el Gobierno había respondido presentando la propuesta de ley que después fue rechazada.
El presidente de la Conferencia episcopal y arzobispo de San José, monseñor Hugo Barrantes Ureña había expresado las razonas por las cuales invitaba a la asamblea legislativa a rechazar la normativa: “Es una técnica que para obtener su finalidad, elimina en su proceso a un gran número de embriones fecundados, o sea vidas humanas que están naciendo”.
Además de expresar “comprensión por los esposos que no pueden colmar el legítimo deseo de tener hijos” el arzobispo subrayó que “un niño es siempre un don” y por lo tanto nunca un medio para “satisfacer una necesidad o un deseo, pero su inviolable dignidad de persona pida que sea tratado siempre como un fin”.