La Iglesia es una historia de amor creada por Dios

Nuevas enseñanzas del papa en la catequesis semanal

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Durante la audiencia general desarrollada hoy en la Plaza de San Pedro, y en medio de una llovizna que no detuvo el paseo del coche pontificio, ni siquiera para cubrirse con un paraguas, el papa Francisco inició una nueva serie de catequesis enmarcadas en el Año de la fe.

Completó este día de emoción –con una cifra récord de cien mil asistentes–, el beso del papa a la reliquia del padre Giuseppe «Pino» Puglisi, quien fuera beatificado el pasado sábado como mártir asesinado en 1993 por la mafia de Palermo, al sur de Italia, contra quienes el presbítero se oponía con sus denuncias, predicación y acciones sociales.

La Iglesia: creación de Dios

En el primer tema, titulado «La Iglesia como familia de Dios», el santo padre recordó que a través de diferentes menciones a la parábola del hijo pródigo, o más bien del padre misericordioso (cf. Lc. 15,11-32), ha venido profundizando sobre el amor de Dios por el hombre. Y cómo este, al volver a encontrarse con el perdón divino, recupera su dignidad de hijo.

Según el Catequista universal, esta parábola, como otras en el evangelio, «señala muy bien el diseño de Dios para la humanidad» (que) es «hacer de todos nosotros sus hijos, una sola familia, en la que cada uno se sienta amado por Él y que sienta la calidez de ser familia de Dios».

Esta gran familia deseada por Dios, que es la Iglesia, es una realidad gracias a la respuesta del hombre a la invitación del Creador. Y a través de ella –añadió–, «Dios nos llama, nos invita a salir del individualismo, de la tendencia a encerrarse en sí mismos y nos llama a ser parte de su familia».

Aclaró también que Dios crea al hombre para que viva «en una relación de profunda amistad con Él». Por lo tanto cuando el pecado rompe esta relación –que alcanza a los demás y a la creación–, «Dios no nos ha abandonado».

Una historia de amor

Francisco aseguró que toda la historia de la salvación «es la historia de Dios que busca al hombre, le ofrece su amor, le acoge». E hizo varias referencias a esto. Recordó cómo Dios llamó al patriarca Abraham, para que sea el padre de una multitud; o cómo elegió al pueblo de Israel para forjar una alianza que abrace a todas las naciones.

Hasta que llegó la plenitud de los tiempos –prosiguió, en que Dios envió a su Hijo «para que su designio de amor y de salvación se realice en una nueva y eterna alianza con la entera humanidad».

En una lectura atenta de los evangelios, el papa hizo ver que Jesús reúne a su alrededor una pequeña comunidad «que acoge su palabra, lo sigue, comparte su camino, se convierte en su familia, y con esta comunidad Él prepara y edifica su Iglesia».

«¿De dónde nace entonces la Iglesia?», preguntó a los presentes, que bajo la lluvia lo escuchaban con atención y fervor. «Nace del acto supremo del amor en la cruz, del costado traspasado de Jesús, del que fluyó sangre y agua, símbolo de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía», por lo que los invitó a sentir a la Iglesia como «una familia en la que se ama y se es amado».

La vida de la Iglesia

Recordó también que dos domingos atrás se ha celebrado la expresión plena de la Iglesia, es decir, «cuando el don del Espíritu Santo llena el corazón de los apóstoles y les impulsa a salir y a empezar el camino para anunciar el evangelio, a difundir el amor de Dios».

Sin embargo advirtió que hoy en día, algunos dicen: «Cristo sí, Iglesia no». O hay otros que aseguran: «yo creo en Dios pero no en los presbíteros». Son frases que para Francisco no tienen fundamento, porque «es la Iglesia la que nos lleva a Cristo y nos lleva a Dios; la Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios».

Fue claro en señalar que entre los pastores y fieles «hay defectos, imperfecciones, pecados». Incluso reconoció que el papa los tiene «y tiene muchos». Pero ante esto –continuó–, el cristiano puede darse cuenta «de que somos pecadores, (y) nos encontramos con la misericordia de Dios, que siempre perdona».

Antes de terminar dejó algunas preguntas abiertas: «¿Cuánto amo a la Iglesia? ¿Rezo por ella? ¿Me siento parte de la familia de la Iglesia?».

Asimismo, comprometió a los cristianos a crear comunidades «donde todos se sientan acogidos y comprendidos, que sientan la misericordia y el amor de Dios que renueva la vida (..) como una familia que vive y ofrece el calor de Dios».

Saludos en español

Informado sobre la presencia de fieles y peregrinos de lengua española, el santo padre les dirigió las siguientes palabras: «Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, El Salvador, Ecuador, Honduras, Perú, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a vivir la fe, no sólo como un don y un acto personal, sino como respuesta a la llamada de Dios de vivir juntos, siendo la gran familia de los convocados por Él».

La catequesis completa del papa puede leerse aquí

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José Antonio Varela Vidal

Lima, 1967. Periodista colegiado con ejercicio de la profesión desde 1989. Titulado en periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, de Lima. Estudios complementarios en filosofía, teología, periodismo religioso, new media y en comunicación pastoral e intercultural-misionera; así como en pastoral urbana, doctrina social de la Iglesia y comunicación institucional y estratégica, desarrollados indistintamente en Lima, Quito, Bogotá, Roma, Miami, y Washington DC. Ex jefe de oficinas de comunicación institucional en el sector público y eclesial. Asimismo, fue gerente de televisión de un canal y director de dos revistas impresas. Es articulista en publicaciones católicas de su país y del extranjero, entre ellas zenit. Actualmente colabora con los padres palotinos, presentes en el Perú desde el 2014.

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