Dialogar implica ponerse en los zapatos del otro

Judí­os y cristianos profundizan el diálogo en un encuentro organizado por los Focolares

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Un seminario de diálogo judío-cristiano reune a un grupo de 27 participantes del 10 al 13 de junio en el Centro Mariapoli de Castelgandolfo (Roma). El encuentro está organizado por el Centro para el Diálogo Interreligioso del Movimiento de los Focolares.

La iniciativa ha sido presentada esta mañana a la prensa y se ha contado con la presencia de los rabinos: Abraham Skorka de Buenos Aires; Hodara Rafael de Montevideo, Eric Tsvi Blanchard de Nueva York. Además de profesora cristiana en la Fordham University di Nueva York, Amelia Uelmen; y de Roberto Catalano, cristiano del Centro para el diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares.

Entre los participantes al encuentro hay 12 hebreos y 15 cristianos. Proceden de EE.UU, Argentina, Uruguay e Italia y desde hace años son partícipes convencidos del diálogo judío-cristiano. Son diferentes entre ellos pero colaboran en proyectos comunes. 

El encuentro lleva por tema de reflexión: «Imitatio Dei» (imagen de Dios) concepto central en las Sagradas Escrituras y fundamento de una visión del  hombre como ser esencialmente relacional, cuya dimensión espiritual es considerada junto a su dimensión física, social e histórica.

El fundamento del diálogo en el movimiento de los Focolares está en la perspectiva del carisma de la unidad que lleva a mirar a Dios como padre y a cada hombre y mujer como hermano y hermana, todos «candidatos a la fraternidad universal». Aquí es precisamente donde se centra el compromiso de los miembros de este movimiento en el diálogo. El método utilizado es la actitud del amor sintetizado en la regla «haz al otro lo que te gustaría que te hicieran a ti», presente en toda cultura y religión. Desde esta perspectiva, entienden varios ámbitos específicos en los que se puede realizar el diálogo: ecuménico entre las diversas iglesias cristianas, entre las diferentes religiones y con la cultura contemporánea.

Durante la rueda de prensa, se ha profundizado en el concepto de diálogo entendido no sólo como un comunicar e intercambiar opiniones sino como un ponerse en el lugar del otro y comprenderle.

Con un matiz personal intervino el rabino argentino, Abraham Skorka, amigo personal del que fue en Buenos  Aires cardenal Bergoglio. El rabino ha hablado del camino que están realizando estos días y de cómo están ejercitando el diálogo, avanzando y profundizando con ejercicios de puesta en común muy interesantes. El trabajo se ha desarrollado de la siguiente manera: en primer lugar leen un texto de la fundadora de los Focolares, lo hacen en grupos reducidos donde el judío exponía de qué forma le impactaba el texto y el católico comenzaba a hacer preguntas para entrar en diálogo en base a las expresiones e ideas que expresaba el judío.

Skorka ha explicado que » dialogar significa primero y antes de nada, tratar de ponerse en los zapatos del otro». Debe ser un diálogo entendido como capacidad empática. El rabino ha recordado también la experiencia de escribir con el ahora papa Francisco el libro sobre el diálogo interreligioso “Sobre el Cielo y la Tierra”. Este libro recoge, de manos de un periodista, horas de conversaciones que ambos tuvieron sobre temas relacionados con la fe, la historia, Argentina, la política internacional… En esta experiencia, ha subrayado el rabino «analizamos con tranquilidad tratando de entendernos el uno al otro, y brindando y enseñando algo al otro».

Lo profesora Amelia Uelmen ha señalado la «importancia del compromiso de vivir juntos este proyecto» incluso dentro de la vida académica. El diálogo debe ser, ha matizado, un modo de «encontrarnos y entendernos, que sea algo continuo que sirva para apoyarnos».

Por su parte, el rabino estadounidense Eric Tsvi Blanchard, ha explicado que se dieron cuenta de que las opiniones de la gente con la que hablaban era interesantes y entendieron que se podía dialogar. Es importante, ha recordado el rabino, «abrir los oídos y la mente a lo que el otro dice». En esta actitud de escucha, «hay que estar preparados y estar abiertos a que el otro me transforme, aprender el uno del otro, no sólo escuchar».

A continuación el rabino uruguayo, Hodara Rafael, ha explicado que su país fue un de los primeros en Latinoamérica donde comenzó el diálogo judío-cristiano. El rabino ha contado que se interrogaba sobre el mandato de amar al prójimo, presente en las dos religiones, y sobre cómo se puede amar a alguien que no conoces. De ahí, ha señalado, «el trabajo que hacemos por conocernos». 

Concluyendo el encuentro con los periodistas, el rabino Blanchard ha matizado de nuevo la idea del diálogo que ayuda a ser mejores personas y a aprender unos de otros, «es más que un intercambio de ideas, es un intercambio de espíritu».

Para entender este compromiso del movimiento de los focolares con el diálogo interreligioso, en parte hay que remontarse al 6 de abril de 1977 en Londres, con la entrega del Premio Templeton a Chiara Lubich, fundadora del movimiento. Este galardón al progreso de las Religiones fue el evento inicial del diálogo interreligioso, 4 hebreos fueron los primeros en felicitarla y en noviembre de ese mismo año, se abría el primer focolar en Israel.

Durante los años ’70 y ’80 se desarrolló una amistad profunda con miembros de la comunidad hebrea de muchas ciudades europeas y de Israel, Argentina, Brasil y EEUU. El primer congreso internacional por los amigos hebreos se celebró en Roma en el año 1996. 

Pero el suceso más significativo en la relación con los hebreos fue el que tuvo lugar en Buenos Aires en ocasión de la visita de Chiara en 1998. Por invitación de la B’nai B’rith Argentina y de otras organizaciones, Chiara presento la espiritualidad de la unidad evidenciando los puntos comunes con el patrimonio espiritual hebreo.

Un momento clave fue cuando hizo referencia a la Shoah: «Ese dolor indecible de la Shoah y de todas las más recientes persecuciones sanguinarias, no pueden no tener fruto». Nosotros queremos compartirlo con vosotros, para que no se un abismo que nos separa, sino un puente que nos une. Y que se convierte en una semilla de unidad». Desde entonces, cada año se celebra la Jornada de la Paz en O’Higgins, ciudad de los Focolares en Argentina.

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