El santo padre ha enviado una carta al primer ministro de Reino Unido, David Cameron. La carta es una respuesta a la que Cameron envió para informarle l sobre la agenda de la presidencia británica del G8 2013 y de la cumbre «A G8 meeting that goes back to first principles» (Una reunión del G-8 que se remonta a los primeros principios), que se celebrará en Lough Erne (Irlanda del Norte) el 17 y 18 de junio.
«Para que este tema tenga su más amplio y profundo significado, es necesario asegurar a toda actividad política y económica nacional e internacional uns referencia al hombre», comienza afirmando el papa en la carta. Además, dichas actividades deben «por una parte consentir la máxima expresión de la libertad y de la creatividad individual y colectiva y por otra, promover y garantizar que éstas ejerciten siempre responsablemente y en el sentido de la solidaridad, con una particular atención a los más pobres».
Tal y como señala en la carta enviada a Cameron, el santo padre recuerda que las prioridades que la presidencia británica ha fijado para la cumbre se centran sobre todo en el libre comercio internacional, la fiscalidad, la transparencia de los gobiernos y de los agentes económicos. Del mismo modo, «es signo de atención para la persona humana el hecho que uno de los temas centrales de la agenda sea la protección de las mujeres y de los niños de la violencia sexual en situaciones de conflicto, aunque no hay que olvidar que el contexto indispensable para el desarrollo de todas las acciones políticas mencionadas es el de la paz internacional», señala el papa Francisco.
Sobre la preocupación por las graves crisis internacionales, que nunca faltan en las deliberaciones del G8, «este año no se puede no considerar con atención la situación en Medio Oriente y, particularmente, en Siria», recuerda. Sobre la situación que esta viviendo este país, el pontífice «espera que la cumbre contribuya a obtener un alto al fuego inmediato y duradero, y a llevar a todas las partes en conflicto a la mesa de negociaciones». La paz, continúa la carta, «es un requisito indispensable para la protección de las mujeres, los niños y las otras víctimas inocentes y para comenzar a erradicar el hambre, especialmente entre las víctimas de la guerra».
Haciendo referencia a lo que Benedicto XVI dijo sobre la presente crisis global que demuestra que la ética no es algo externo a la economía, sino una parte integral e ineludible del pensamiento y de la acción católica; el papa Francisco ha añadido que la legalidad con su consecuente compromiso de evitar la evasión fiscal y asegurar la transparencia y responsabilidad de los gobiernos «son medidas que apuntan a las raíces éticas profundas de los problemas».
Tanto las medidas que pretenden asegurar la legalidad en las acciones económicas, como las medidas para resolver la crisis económica mundial «deben ser guiadas por la ética de la verdad, que incluye, sobre todo, el respeto de la verdad sobre el hombre, el cual no es un factor económico más, o un bien que se pueda excluir, sino algo con una naturaleza y una dignidad no reducible a simples cálculos económicos».
Por otra parte, el santo padre ha subrayado que el fin de la economía y de la política es el servicio a los hombre, «comenzando por los más pobres y débiles, estén donde estén, incluso también en el vientre de la madre». Así mismo ha añadido que toda teoría o acción económica y política debe procurar a todos los habitantes de la tierra un mínimo de bienestar que permita «vivir con dignidad, en libertad, con la posibilidad de mantener una familia, educar a los hijos, alabar a Dios y desarrollar las propias capacidades humanas». Afirma el papa que sin esta visión, toda la economía no tendría sentido.
En este sentido, los desafíos económicos y políticos del mundo actual necesitan un valiente cambio de actitud que dé al fin y a los medios su puesto preciso. El dinero y los otros medios políticos y económicos, ha subrayado el papa, «deben servir y no gobernar, teniendo presente que la solidaridad gratuita y desinteresada es, de forma aparentemente paradójica, la clave del buen funcionamiento económico y global».
Para finalizar el santo padre recuerda que ha compartido estos pensamientos con el deseo de contribuir a subrayar lo que está implícito en todas las instancias políticas pero que a veces se puede olvidar: «la importancia primordial de poner al hombre, cada hombre y mujer, al centro de toda la actividad política y económica nacional e internacional».