El papa continúa las audiencias con los representantes de asociaciones y movimientos eclesiales. Esta mañana ha acudido al encuentro del santo padre María Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares. En una entrevista concedida a Radio Vaticana, María ha comentado algunos detalles sobre el encuentro.
El Movimiento de los Focolares (denominado también Obra de María) es un movimiento
eclesial, de renovación espiritual y social. Se perfila con la fisonomía de un pequeño pueblo
compuesto de personas de distintas razas, culturas, categorías sociales. Está difundido en 194 países y existen centros del movimiento en 81 países. Su carisma es la unidad y el objetivo es contribuir a componer la familia humana en la fraternidad. Fundado por la italiana Chiara Lubich (1920-2008) ahora cuenta con cerca de 140 mil animadores y más de dos millones de adherentes y simpatizantes.
Maria Voce ha contado que ha sido un momento muy conmovedor porque el papa Francisco les ha acogido con gran cordialidad, dando las gracias por el buen trabajo que el movimiento hace en todo el mundo y han podido constatar que el papa conocía mucho a los focolares, también por su experiencia en Argentina.
Francisco además, les ha contado sobre su decisión de realizar la jornada de oración y ayuno por la paz y que había sentido que era Dios que le movía a esto. Y que había tomado la decisión junto a sus estrechos colaboradores porque decía «Dios habla cuando estamos unidos: cuando estamos unidos en su nombre, es allí que Dios habla. Dios no habla al jefe solamente, habla a la comunidad».
Del mismo modo, cuenta María Voce, que el papa quiere especialmente la vida del Evangelio con este compromiso de radicalidad, de ser auténticos. «Nosotros le hemos preguntado si tenía algo para confiarle al movimiento y él nos ha dicho que sigamos adelante con el bien que estamos haciendo, ir adelante con valentía y con alegría», cuenta la presidenta de los focolares. Y añade que les ha recomendado la alegría porque «muchos dicen que la sonrisa es el uniforme de los focolares: eso es, es necesario continuar con esta alegría porque un cristiano sin alegría no consigue nada».
Interrogada María, si ha podido contarle al papa sobre la experiencia vivida en Amman, en Jordania y en todos los encuentros que allí tuvieron con las comunidades cristianas y católicas. Un encuentro, cuenta la presidenta, al que acudieron personas procedente de todos los países de la zona de Oriente Medio, entre los cuáles unos treinta musulmanes y que rezaron todos juntos por la paz. María indicó que al contarle la experiencia, el papa Francisco se conmovió y comentó que «también en la plaza de San Pedro había personas que rezaban con el corán» y recordó su amistad con los judíos y han hablado sobre ello. «En general, se sentía su gran apertura a toda la humanidad, su deseo de abrazar la humanidad».