El Papa Francisco recibirá el 13 de septiembre en audiencia a tres mil miembros de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, que desde 35 países peregrinarán a Roma, con motivo del Año de la Fe. 

La audiencia estará precedida por un importante acontecimiento, la Consulta, que se convoca cada cinco años, allí se presentará un nuevo Estatuto que el gran maestro, el cardenal estadounidense O'Brien someterá a la aprobación del sumo pontífice. 

La noticia llega en una conferencia organizada por la Oficina de Prensa del Vaticano en la que participaron el cardenal Edwin O'Brien, el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización y los profesores Agostino Borromeo, gobernador general de la Orden del Santo Sepulcro e Ivan Rebernik, canciller de la misma.

El profesor Borromeo indicó que la consulta de 2013, se abrirá el 10 de septiembre, durará tres días y en ella participarán los miembros del Gran Magisterio, los lugartenientes, los delegados magistrados de 35 países, además de los representantes de la Secretaría de Estado y de la Congregación para las Iglesias Orientales.

La revisión del estatuto se debe  a que “el texto actual, en su forma general y en algunas normas específicas no corresponde a la eclesiología desarrollada tras el Concilio Vaticano II y a la sensibilidad de nuestra época" dijo el profesor.

El nuevo borrador tiene en vista, prosiguió, "la articulación de manera más orgánica del compromiso espiritual de sus miembros y a enraizar con más profundidad la acción de las 'articulaciones periféricas' , o sea Lugartenencias o Delegaciones Magistrales, en la vida de las Iglesias locales" pero también "a extender la actividad caritativa de la Orden a un área geográfica de Oriente Medio más amplia de la que cubre actualmente".

La Orden que depende directamente de la Santa Sede, tiene origen medieval, fue reconstituida por el beato Pío IX en 1847, y su finalidad es el crecimiento de la vida espiritual de sus miembros y la ayuda a la Iglesia Católica en Tierra Santa, en la acepción más amplia (Chipre, Israel, Territorios Palestinos, Jordania).

Su compromiso en la Iglesia va acompañado de una importante ayuda financiera, con donaciones que en la última década fueron de unos cien millones de dólares, destinada esencialmente a las instituciones y a las obras del Patriarcado Latino de Jerusalén. También a la construcción y restauración de iglesias, escuelas y hospitales y también al apoyo a empresas familiares y artesanales.

El cardenal O'Brien, recordó que sus miembros son “voluntarios que no pueden percibir ninguna retribución por su compromiso sino que, al contrario, tienen la obligación de entregar una donación anual para financiar las actividades caritativas”  y que en los últimos años la Orden ha promovido diversas iniciativas encaminadas a contrastar el fenómeno de la emigración con acciones específicas destinadas a crear condiciones de vida mejores para la población cristiana para alentarla a no abandonar su tierra de origen.

El arzobispo Fisichella subrayó en cambio, que la peregrinación a Roma es un testimonio eficaz, un signo visible “del compromiso en la construcción concreta de la paz, sobre todo en aquellas tierras y entre tantos pobres e inocentes que, especialmente en estos días, viven tensiones y temores extraordinarios por la violencia que se cierne sobre ellos y sobre el mundo entero... La fe no aleja de las responsabilidades que todos estamos llamados a asumir frente al mundo de nuestro tiempo, sino que, al contrario lleva a un compromiso concreto para construir una sociedad mejor”.