“Incluso entre los bautizados y los discípulos de Cristo hay hoy una especie de apostasía silenciosa, un rechazo de Dios y de la fe cristiana en la política, en la economía, en la dimensión ética y moral y en la cultura post-moderna occidental». Ésta es la denuncia del cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, durante su extensa intervención ayer en el encuentro sobre la caridad promovido por las Conferencias Episcopales Europeas en la ciudad italiana de Trieste.
“Involuntariamente –ha añadido el purpurado– respiran con todos sus pulmones doctrinas que van en contra del hombre y que generan nuevas políticas que tienen un efecto de erosión, destrucción, demolición y grave agresión, lentas pero constantes, sobre todo en la persona humana, su vida, su familia, su trabajo y sus relaciones interpersonales”.
Ante esta situación, el cardenal Sarah ha reconocido que los cristianos “no tenemos ni siquiera el tiempo para vivir, amar, adorar”. Por este motivo, ha enfatizado, “este es un desafío excepcional para la Iglesia y para la pastoral de la caridad”. Y es que, la Iglesia está llamada a denunciar “las diferentes formas de las que es víctima la persona humana”.
Según el presidente de Cor Unum, “un humanismo sin Dios, al lado de un subjetivismo exacerbado, ideologías que son difundidas por los medios de comunicación y por los grupos extremadamente influyentes y financieramente potentes, se esconden detrás de las apariencias del servicio internacional y actúan incluso en el ambiente eclesial y en nuestras agencias de caridad”.
Para la Iglesia, ha recordado, “los valores cristianos que la guían y la identidad eclesial de la actividad caritativa no son negociables”. Es más, ha insistido, ésta debe rechazar “cualquier ideología que vaya en contra de la enseñanza divina, rechazar categóricamente cualquier apoyo económico o cultural que imponga condiciones ideológicas opuestas a la visión cristiana del hombre”.
El cardenal Sarah, por tanto, ha pedido a los obispos y delegados responsables de la actividad caritativa de las Conferencias Episcopales Europeas que esta pastoral no se reduzca “a una expresión puramente filantrópica o solidaria”. Nuestra primera tarea, ha explicado, consiste en “definir correctamente la naturaleza de la actividad caritativa, para no transformarla en una intervención de tipo político, puramente social o humanitaria”. A continuación, “nos tenemos que preguntar: ‘¿Qué visión del hombre queremos promover con nuestra acción caritativa?’”. “Cuantos practiquen la caridad deben ser testigos creíbles de Cristo”, ha concluido.